Por Eduardo Nates López
Lo que deberíamos entender es que la “suerte” del presidente de un país, arrastra, indefectiblemente, la suerte del país, propiamente dicho. Eso rebota bien a favor o mal en contra de todos sus habitantes, sin consideración ninguna…
Como los trámites que la Constitución estipula, el Presupuesto General de la Nación (para funcionamiento, servicio de la deuda pública e inversión del estado), debe presentarse antes del mes de mayo anterior, para su consideración y aprobación en el Congreso de la República. Cumplido este paso se expedirá la Ley de Presupuesto, a más tardar el 20 de octubre del año en curso. De no ser así, el presidente podrá expedirlo por Decreto. Y eso fue lo que ocurrió: Para 2025, el monto inicialmente supuesto era de $523 billones de pesos, a pesar de que la proyección de recaudos esta prevista en $511 billones. Ello implica una “desfinanciación” de $12 billones, que el gobierno aspiraba a corregir con una ilusa reforma tributaria que el Congreso le negó (en una derrota más del gobierno en la actual legislatura). A muchos colombianos no nos cabe duda de que esta situación es consecuencia de la “mala leche” con que Petro trata todos los asuntos (los oficiales y los personales): “a las patadas…”
Insultó al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra, con una frase que en boca del presidente de la República es, por lo menos, torpe (por no decir estúpida…). Le dijo que: “no le cabía en la cabeza que, el presidente de la Corte, siendo negro, fuera conservador…” Luego maltrató a los parlamentarios integrantes de cuatro Comisiones del Congreso… Y por último, se agarró con Efraím Cepeda, presidente del Senado, a quien trató de “anti-demócrata”, hasta que este le contestó que: “…el jamás impulsaría un golpe de estado y que nunca ha empuñado un arma…” Es obvio el nulo entendimiento entre ejecutivo y legislativo. Es decir, “Petro no tiene Congreso…”
El gobierno insistió en su presupuesto, desfinanciado en $12 billones, y radicó una reforma tributaria para recaudar el faltante, pero no había ambiente para su propuesta. Cumplidos los plazos constitucionales, sin aprobación en el Congreso, le tocó expedir el Presupuesto por Decreto Presidencial. Y, como es aritméticamente indiscutible, arrancará el 2025 haciendo recortes presupuestales por 12 billones en las entidades… (Y dada la “lógica inversa” del inefable mandatario, recortará donde haga más falta, sin mermarle al despilfarro burocrático y sin molestar la vergonzosa incapacidad de ejecución de algunos despachos suyos como el exótico Ministerio de la Igualdad…
Termina el año y lo va perdiendo, porque lo cierra con déficit fiscal cercano a 6 % del PIB (el doble del que sería razonable, para no seguir espantando a los prestamistas que ya andan inquietos). Con la salud sumida en la peor crisis, expresada en ausencia de varios medicamentos, cirugías aplazadas y 250 mil tutelas por mal servicio. (La reforma Corcho en veremos…). Con su Consejera para las Regiones, presa por corrupción y esperando la llegada de otros. El anunciado hospital de segundo nivel para Argelia es una nueva quimera. Así las cosas recordando al profesor don Álvaro Torres, le podría decir: “¡Petro: esforzate, porque vas rajado!” …
¡Como irán a ser la parranda del 31 de diciembre y el guayabo de enero!
Comenzará el año con la salida de ministros que le han servido como el de Relaciones Exteriores y el del Interior y arrostrando la amenaza de esa “mina quiebra-patas”, “sembrada” en el camino de Bogotá a Caracas, cuando, orondo, se desplace a bendecir el latrocinio electoral que su compinche Nicolás Maduro le está haciendo al pueblo venezolano…
Nos espera un 2025 debatiéndonos entre la angustia de la oscuridad y la esperanza del cambio en 2026, adobado con la decisión de la CIDH que le declaró improcedente la solicitud con que pretendía medidas provisionales a favor suyo, en relación con la investigación que el Consejo Nacional Electoral (CNE) adelanta por la supuesta violación de topes de financiamiento durante la campaña presidencial… ¡Ay Dios mío…Líbranos Señor!
