Por Nancy Muñoz Barona – Antropóloga
El 8 de marzo, fecha emblemática reconocida internacionalmente como el Día de la Mujer, nos debe recordar que dicha declaración estuvo precedida por un lamentable hecho histórico relacionado con las luchas de las mujeres por lograr mejores condiciones laborales, en un contexto en el que las relaciones de desigualdad e inequidad limitaban la posibilidad de una vida digna para las mujeres trabajadoras.
Si bien es cierto que se han logrado, a nivel internacional y en Colombia, importantes avances, tanto en la Constitución como en el marco normativo y políticas públicas, para reconocer y hacer exigibles los derechos de las mujeres, no es menos cierto que las brechas de género, que se manifiesta en la desigualdad e inequidad de oportunidades, en los espacios de toma de decisiones, autonomía económica, autonomía física, participación y representación política, aún continúan siendo un enorme desafío para el Estado y la Sociedad.
Basta revisar algunos datos generales en el Departamento del Cauca, para entender que, existen enormes brechas que nos alejan de la posibilidad de alcanzar las metas propuestas en la estrategia: Por un planeta 50/50 en el 2030, iniciativa impulsada por Naciones unidades en el marco de la cual 93 países, incluido Colombia, se han comprometido a realizar acciones concretas y cuantificables para poner fin a las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres y “lograr un mundo en el que todas las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos a 2030”.
En el Cauca las mujeres representamos el 50,6% del total de la población, sin embargo en la pirámide poblacional se observa mayoría de mujeres en los grupos poblacionales mayores de 40 años, esto no solamente significa una tendencia hacia el envejecimiento, sino una mayor demanda de servicios, que al no ser atendidos por el Estado, con oportunidad y eficacia, generalmente son asumidos por un significativo grupos de mujeres que se dedican al cuidado, como trabajo no remunerado.
De acuerdo con información de la secretaria departamental de la mujer, en el año 2021, la población en edad de trabajar en el Cauca fue de 76,7% para las mujeres y 75,2% para los hombres. Para este mismo periodo la tasa general de participación (TGP) femenina alcanzó el 51,2% y la masculina un 80,7%; desde el punto de vista de la ocupación la tasa femenina fue de 42,4%, inferior a la masculina que registró una cifra de 75,5%, en este sentido la tasa de desempleo registró para la mujeres un porcentaje de 17,2%, en contraposición de los hombres que fue de 6,4%.
En cuanto a la violencia basada en género, considerada como una de las violaciones más graves a los derechos humanos, las condiciones para las mujeres no son menos alarmantes, toda vez que las mujeres son las principales víctimas de este flagelo, tanto en el entorno familiar como fuera de este. De
acuerdo con información publicada por OCHA, sobre la situación humanitaria de las mujeres en el Departamento del Cauca, en el año 2024 se registra la siguiente información: “284.886 víctimas en el marco del conflicto armado; 1.284 víctimas de violencia sexual en el conflicto armado, 1.858 víctimas de Violencia intrafamiliar; 44 Feminicidios; 81 Madres entre los 10 – 14 años, 11 casos de discriminación”.
Para nadie es un secreto que las violencias basadas en género son un problema de orden estructural, que inicia con las desigualdades, la inequidad y la discriminación de género, fundamentadas en relaciones de poder y dominio masculino; influenciado históricamente por condiciones, prácticas y situaciones socioculturales, económicas y políticas ancladas en el patriarcado existente.
Por otro lado, la subrepresentación de las mujeres en los escenarios políticos y espacios de toma decisiones, impide la incorporación de los sueños, necesidades y expectativas de las mujeres en la agenda pública; por tanto, su incidencia en las decisiones de gobierno. Esta escasa participación y representación de las mujeres no es solo un indicador de exclusión o discriminación, existen barreras como: la permanencia de roles de género tradicionales; la sobrecarga de responsabilidades domésticas; las responsabilidades del cuidado no remunerado; algunos estereotipos, reforzados muchas veces por los medios de comunicación, el clientelismo auspiciado por los partidos y movimientos políticos, los altos costos de una campaña política, el miedo, la inseguridad, que se convierten en un impedimento real para ejercer el derecho a la participación política por parte de las mujeres, conforme al mandato constitucional y compromisos adquiridos por Colombia en tratados internacionales.
Ante esta realidad, bien podrían algunas instituciones, empresas y grupos sociales, ahorrarse gastos superfluos e incensarios, para agasajar a las mujeres en esta fecha, lo que se evidencia es la falta de capacidad y compromiso para resolver los verdaderos problemas que afectan de manera desproporcionada la vida de las mujeres en el Cauca.
Lo que deseamos las mujeres, es que más allá de los discursos y el papel se asuma un abordaje serio y responsable desde el Estado y la Sociedad , para superar las desigualdades, brindando mejores oportunidades para el cierre de brechas de género, que debe empezar por reconocer, valorar y respetar la significativa contribución y capacidad de las mujeres para ejercer liderazgos en la construcción de sociedades más justas, economías innovadoras y sostenibles, posibilidades para una convivencia pacífica basada en el respeto, comunicación efectiva y asertiva, gracias al esfuerzo que de manera autónoma han asumido muchas mujeres en diferentes campos del conocimiento, para encontrar nuevos caminos, igualmente gracias al esfuerzo de un significativo número de organizaciones de mujeres que con compromiso, determinación, resistencia y persistencia han logrado avanzar en el empoderamiento de las mujeres, inspirando en muchas de ellas, la fuerza, la inteligencia y la responsabilidad para superar las adversidades que impone una sociedad desigual.