Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal
El Porce, marzo 10 del 2025. Cuando se ve el vídeo en el que Luz Maria Zapata le refuta una a una al alcalde de Medellín, don Fico Gutiérrez, todas las acusaciones que a lo largo de los meses hizo contra ella en su calidad de Directora Ejecutiva de Asocapitales, la agremiación que reúne a los alcaldes de las 33 capitales que existen en Colombia, lo menos que se puede concluir es que el burgomaestre paisa es el más claro ejemplo de la ultraderecha en donde, a nombre de la ley, se pueden camuflar los más perversos atributos de la terquedad con tal de conseguir los objetivos personales más ocultos, por atrabiliarios que resulten.
Quizás por ello, Fico se la montó con sevicia hasta hacerla renunciar del puesto. Para él no importaban los buenos servicios que ella prestó de enlace con esa burguesía bogotana que se apoderó de la burocracia nacional. Mucho menos el que Luz María Zapata fuese una pereirana que con tesón, habilidad e inteligencia se hubiese abierto campo entre la maraña santafereña que ha detestado siempre a los provincianos por montañeros.
Para el otrora derrotado candidato presidencial a quien el electorado molió porque como la sota, se dejó ver las patas y ellas resultaron de cobre, Luz María destituída era el trofeo en una competencia machista. Por supuesto que quien ha visto la manera como Fico ha gobernado a Medellín en su segundo mandato, parapeteado en una persecución ultra montana, bien disfrazada de moralista paisa contra todas las mujeres jóvenes que viven, progresan o fracasan haciendo el amor, podría hasta pensar luego del video de la señora Zapata, que en lo recóndito de la perversidad de Fico haya la misma motivación antifeminista que exhibe como mandatario inhumano, asemejándose a lo peor de Trump.
Nadie empero salió a defender a la aguerrida pereirana, que tiene el temple de la mujer culta. A Fico, en cambio, todavía lo tienen como la gran reserva política de la ultraderecha así no se haya leído un par de libros en su vida.