Por: Walter Aldana
A solo 41 kilómetros de Popayán, queda el municipio de Morales en el centro del departamento Cauca, célula básica que junto con Suárez, tienen en sus entrañas la represa de la Salvajina (un lago forzado que inundó vastos sectores de su geografía), generando riqueza para la Epsa y mayor pobreza para las comunidades ribereñas, incluso teniendo la generadora de energía al lado, pero viviendo con el faltante de su servicio, paradoja de los “beneficios del capitalismo”.
Con la presencia de las etnias afro e indígena y un alto porcentaje del campesinado, productor de café y panela, sus gentes se debaten entre la cotidianidad para resolver las necesidades básicas insatisfechas y la presencia en su territorio de expresiones armadas no convencionales tales, como el frente Jaime Martínez. En 61 veredas repartidas en 7 distritos de planificación conviven 41,591 Moralenses.
A la culminación del proceso de negociación de las FARC de Marulanda en el año 2016, se dio paso al proceso de enraizamiento territorial de una expresión belica, que rebelde a esa decisión de avanzar hacia la legalidad, se mantiene en armas ocupando este y otros territorios.
Cómo parte del “estado mayor conjunto” de Gentil Duarte, está estructura militar se coordina con sus similares, la Dagoberto Ramos (que opera en el norte y oriente del Cauca) y el frente Carlos Patiño, cuyo accionar se comprende entre nuestros municipios costeros. Nuevamente el pasado lunes 24 de febrero, en horas de la tarde se presenta otro ataque a la cabecera municipal, el lamentable resultado; más de veinte heridos incluidos menores de edad, niños que en teoría son “titulares de derechos”, vergüenza de actuación afectando a la población civil.
Ya con anterioridad en mayo y agosto del 2014, incursionó este grupo armado dejando como saldo en la primera entrada la destrucción del puesto de policía y en la segunda; afectaciones a la población civil en una clara violación al derecho internacional humanitario. Puesto de policía en espacios de habitación de la comunidad y acciones militares en medio de la misma, son la tragedia que Q hoy los habitantes de este municipio.
Cuando vendrá el comisionado de paz, Otty Patiño (quizás cree que es un favor al Cauca),? es imposible que a departamento tan congestionado no se digne a visitar.
Mi solidaridad con nuestros hermanos, presionar el diálogo como salida es la alternativa para Colombia, el Cauca y nuestro golpeado Morales.
