RODRIGO SOLARTE – rodrigosolarte27@gmail.com
Algunas conciencias genocidas están gobernando al mundo. Las élites en el poder atribuyen las desgracias a quienes siempre han sufrido las consecuencias de egos con poder económico, militar, e inhumanidad.
La avaricia, corrupción y antivalores a los que han llegado, nos impresionan diariamente. Los medios de comunicación administrados por tales conciencias, han normalizados las mentiras, la viveza para el engaño y el robo, convirtiéndolos en su sentido común e incluso de inteligencia culturalmente heredable para el mantenimiento del poder político.
Cuando otros valores e inteligencias, democráticamente elegidos en este período de la historia colombiana, contrastan radicalmente programas, procesos de resistencia mantenidos y participación directa de ejemplares mujeres y hombres, buscan todos los medios para demostrar al pueblo, que dicen defender y representar, que tales seres humanos son como ellos, sin las experiencias constructoras del poder que lograron por regiones, el país, y valores que esgrimen como necesarios.
Las condiciones y entendimiento de la vida material y espiritual, representadas en lo que la biodiversidad proporciona y la naturaleza enseña, asumidas como objetos a poseer e intercambiar, mediados posteriormente por el simbólico dinero del poder económico, se fue transformando en salud o enfermedad; educación o ignorancia; campesino o citadino; patrón o asalariado; dirigente o dirigido etc, desigualdades de vida o muerte, derechos y deberes, justicias e injusticias, convivencia o violencias, en las y los mismos, SERES HUMANOS QUE SOMOS, pero diferentemente tratados por quienes se eligieron para administrar los recursos de territorios y poblaciones.
El valor más preciado que tenemos es la vida. La mujer y el hombre como dadores de ella, son los sujetos fundamentales creadores de la historia humana. La naturaleza que tanto hemos maltratado, con los alimentos, el agua, aire, otras especies vivas, maderas y la creatividad inagotable de los seres humanos, se integró a nuestro propio SER, el mismo que aspira descubrir y conocer otros planetas del cosmos.
Estamos en crisis climática y civilizatoria global que algunos jerarcas elegidos desconocen o no aceptan. Los contemporáneos medios de comunicación, instrumentos del poder mediático y económico de esas conciencias, dan el máximo valor a sus creencias, no pocas acomodaticias de la historia imperial de sus países.
Los intentos y suicidios de jóvenes han aumentado, paradójicamente, más en los llamados económicamente países industrializados. Los negociantes con la muerte, creadores de pobreza espiritual, explotan la pobreza material de las y los jóvenes, esclavizándolos con las básicas necesidades para la subsistencia física, y miedo a perder la vida si no obedecen a narcos y mafias que los reclutan o adoptan para sus propósitos.
En solo dos y medio años del Gobierno para el Cambio progresivo de tan larga historia (2022-2026), pese a la estructural resistencia opositora con la evidente crisis ética y moral acumulada, crece la CONCIENCIA ESPERANZADA DE COLOMBIA Y SUS REGIONES para que lo iniciado continúe para el PROGRESO DE TODAS Y TODOS LOS COLOMBIANOS.
Estamos conociendo extremos genocidas como el de Gobiernos Norteamericanos e Israel y otros, a muerte contra los Palestinos, y la negación o sobreprecio de medicamentos vitales a enfermos colombianos, por los mismos opuestos a Reformas como a la Salud, laboral, pensión y Reforma agraria, que se han enriquecido con la muerte de tantos compatriotas.
Los pueblos no se suicidan, votan por la vida, los derechos, la justicia y la paz que más temprano que tarde será la utopía actual para volverla pluralmente conviviente, también con la naturaleza.
NI UN PASO ATRÁS, es consigna de Carolina Corcho, precandidata presidencial por el PACTO HISTORICO Y FRENTES AMPLIOS del PROGRESISMO COLOMBIANO, para el siguiente periodo que aspiramos sea con un CONGRESO mayoritariamente comprometido con los cambios que Colombia y el planeta necesitan.