Wednesday, March 19, 2025
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La Paz Perpetua. Parte II

Immanuel Kant y su relevancia en el mundo actual.

Se dice que la ética Kantiana no es sustantiva sino meramente formalista ya que la formulación más conocida y relevante de su imperativo categórico, la fórmula de la universalidad: <obra sólo según aquella máxima de conducta que puedas querer al mismo tiempo que se vuelva una ley universal>, es una forma que no prescribe guías concretas de conducta como sí lo hacen las éticas sustantivas como por ejemplo los mandamientos judeo cristianos que nos dicen concretamente qué debemos hacer o no: no robar, no matar, etc. A pesar que el imperativo categórico en su aplicación carece de obviedad, es una fórmula práctica que ofrece poderosos criterios para la evaluación de los comportamientos. El principio de universalidad <<lo que demando de los demás debo exigírmelo a mí mismo>>se reviste de un profundo respeto hacia los demás ya que impide reglas morales personales distintas a las que exijo de los otros. Este formalismo moral está fundamentado en el principio humanista de respeto a los demás aunque no compartamos sus visiones; nuestro comportamiento debe sujetarse a unas reglas que debemos considerar universales, aplicables, claro está, a quienes consideramos como opositores. Dentro de esta lógica, Kant propone una forma de ciudadanía cosmopolita en la que los derechos humanos sean realmente universales y su goce no dependa de la nacionalidad de cada persona. En efecto, la Carta de las Naciones Unidas contiene unos valores comunes (derechos humanos) de ciudadanía cosmopolita y una institucionalidad

Universal semejante a una federación de Estados Libres. Actualmente, pese a que su efectividad está limitada por el derecho de veto de los miembros permanentes en el Consejo de Seguridad, la ONU se ve impedida en frenar las atrocidades cometidas por las potencias mundiales ( el veto estadounidense en Gaza y en Ucania el veto ruso), la naturaleza de universalidad de los derechos humanos, obliga a todas las naciones al cumplimiento de obligaciones y a demandar el uso de derechos, aceptado por el concierto de naciones, deja con absoluta claridad y de cara al mundo, los daños por los que tiene que responder el Estado agresor y las protecciones y resarcimientos a que tiene derecho el Estado agredido. Todos los signatarios de la Carta están comprometidos. La inspiración de las ideas Kantianas no por ser de hace casi trescientos años, son obsoletas, pues son el germen de la modernidad política fundamentada en el humanismo universal. Hoy más que nunca cuando el mundo está seriamente amenazado por una confrontación global, el multilateralismo fracturado, el planeta a merced de las pandemias y en constante peligro por los siniestros del cambio climático, el hambre y la vida miserable de los millones de migrantes que al desplazarse hacia otros países ocasionan grandes crisis sociales y políticas de muy difícil solución, la propuesta de Kant de La Paz universal alcanzable por medio de un constitucionalismo cosmopolita, reviste enorme relevancia en el mundo actual.

Orlando Ñañez. Licenciado en Educación y politólogo U del C.

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