Por: Cayo Betancourt
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Las organizaciones son entes dinámicos que se adaptan a las condiciones de mercado y necesidades de los accionistas, un factor que debe tenerse en cuenta frente a este contexto es la cultura organizacional, o el conjunto de normas valores y principios que rigen las organizaciones. Uno de los elementos primordiales de la cultura organizacional son los niveles internos, o aquellos comportamientos arraigados en las personas que manejan los comportamientos colectivos y se observan como factores atractivos o negativos al momento de buscar empleo o mantenerse en una organización. Al igual que la huella de carrera que aplica a nivel personal, la memoria organizacional se refiere a los factores que han afectado positiva o negativamente a la colectividad.
Cuando una organización ha soportado situaciones complejas y debido a esto se ha reinventado buscando mantenerse a flote en el mercado, crea una memoria organizacional positiva donde se puede indicar que la mayoría de las personas adquirieron resiliencia y en conjunto sortearon las diferentes situaciones que los afectaron. Llegar al punto de actuar en unidad está relacionado con la inteligencia colectiva, la cual en este contexto genera un resultado positivo porque las personas reman al unísono para logar un objetivo grupal, que se refleja en una meta individual, la cuales podrían ser conservar el empleo o mantener el crecimiento profesional dentro de la organización. Las personas que participaron en el ejemplo anterior adquirieron hábitos que les permitieron contribuir positivamente al objetivo organizacional, un elemento fundamental es cómo se recordará colectivamente esta situación, la cual sería el conjunto de metas logradas junto con el apoyo de los líderes, constituyendo de esta manera una memoria organizacional positiva, donde otras generaciones recordarán los objetivos alcanzados.
Por el contrario, cuando una organización adquiere hábitos negativos, estos impactan grupalmente a las personas. Un ejemplo asociado a este contexto está relacionado con la incorporación o el mantenimiento de gerentes que profesan actividades tóxicas. En el primero la cultura organizacional se afecta cuando se adoptan acciones negativas que poco a poco se incorporan en los niveles inferiores de la cultura corporativa. En el segundo, mantener un gerente tipo sombrilla que brilla hacia los superiores y ensombrece a su equipo con acciones que rayan en el abuso. Estos contextos corporativos crean memoria colectiva negativa que impacta a las personas y se refleja en falta de motivación, alta rotación y en casos más extremos problemas de salud física y mental. Identificar el impacto negativo en la memoria colectiva es un proceso complejo porque se requiere identificar dentro del grupo de empleados, cuáles son conscientes del impacto grupal frente a las acciones de sus jefes.
Crear una cultura corporativa inclusiva, que acepte errores, cuyos valores vayan más allá de los números que se deben reportar y que tenga a las personas primero es un reto para las organizaciones, especialmente porque en algunos casos los factores negativos no son percibidos en la alta dirección. La necesidad de identificar aquellos puntos tóxicos es un factor importante para mantener una cultura corporativa sana, creando una memoria organizacional positiva que sea atractiva en el entorno laboral.