Inicio OPINIÓN Juan Camilo López M. La libertad como punto de partida.La Caucanidad como esperanza

La libertad como punto de partida.La Caucanidad como esperanza

Por Juan Camilo López – Politólogo

La noticia que muchos esperábamos finalmente llegó: los funcionarios y contratistas de la Gobernación del Cauca, secuestrados en López de Micay, han sido liberados. Volver a casa no debería ser un milagro ni un gesto de voluntad de quienes imponen la violencia, sino un derecho básico garantizado por la convivencia y el respeto a la vida. Hoy, celebramos su regreso. Lo hacemos con alegría y con un profundo sentido de gratitud por quienes intervinieron para hacerlo posible, especialmente las organizaciones humanitarias que han mantenido el compromiso de mediar incluso en los contextos más hostiles, así como a la gobernación que sin duda ha hecho grandes esfuerzos por hacer prevalecer la institucionalidad.
Pero también lo hacemos con la conciencia clara de que no puede normalizarse lo que jamás debió ocurrir. Ninguna causa justifica el secuestro de civiles. Y cuando esos civiles representan al Estado (cuando llevan salud, educación, infraestructura, presencia institucional) el daño es doble: se vulnera a la persona y se hiere la legitimidad de las instituciones democráticas.
La institucionalidad no puede estar bajo amenaza. Es inadmisible que quienes cumplen funciones públicas, sin armas, sin protección y muchas veces con recursos limitados, sean utilizados como moneda de cambio. La institucionalidad debe respetarse, protegerse y cuidarse, no porque sea infalible, sino porque es la vía para construir soluciones duraderas, para dirimir los conflictos sin violencia y para dignificar la vida en nuestros territorios.
La liberación de estos funcionarios debe ser un punto de partida. Una oportunidad para volver a mirarnos como caucanos, con nuestras diferencias, sí, pero también con nuestras coincidencias. Porque el Cauca merece mucho más que enfrentamientos internos o amenazas externas. Merece un pacto por la vida, por el respeto mutuo, por la dignidad de las comunidades rurales, urbanas, indígenas, afrodescendientes, campesinas y mestizas que habitan este territorio diverso.
Hoy, más que nunca, debemos unirnos como caucanos. La violencia nos ha dividido durante demasiado tiempo. Pero hay algo que no han logrado arrebatarnos: la esperanza. Esa que vemos en los niños que van a la escuela en condiciones difíciles. En los líderes comunitarios que siguen organizando a sus vecinos a pesar del miedo. En las mujeres que cuidan, resisten y tejen comunidad.

Si algo nos deja esta experiencia es la certeza de que, cuando nos arrebatan la paz, debemos defender la dignidad. Y cuando la dignidad se ve amenazada, debemos responder con unidad. Porque el Cauca no se rinde, no se resigna, y no se entrega a la violencia como destino.

La libertad de nuestros funcionarios es una alegría, sí. Pero también una tarea: la de hacer del Cauca un territorio donde nadie más tenga que ser liberado porque nadie más será secuestrado, de hacer un Cauca con mucha Caucanidad.