Walter Aldana Q
Desde el paro de Galíndez, en 1999, las comunidades del sur del Cauca no se pronunciaban masivamente, sin desconocer cortes de vía realizados en varias localidades. El pasado 28 de junio llegaron al peaje del Mango e hicieron levantar las talanqueras, cansadas y cansados de pagar un servicio de mantenimiento de la vía hacia el sur del país que no se presta y que ha convertido ese tramo de la vía Panamericana en una trocha de nuestras carreteras terciarias.
Hubo de pasar dos días para que la gobernación y el consorcio que ejecuta un proyecto de mantenimiento de la vía por valor de $2.454 millones y con la presencia del interventor se dignaran atender el reclamo de los habitantes del territorio.
Sin la presencia de la Defensoría del Pueblo que garantizara el respeto de los derechos de los participantes en el movimiento de protesta y evitar su judialización, no fue posible avanzar. Solo a los cinco días de iniciada la movilización, un delegado de nacional de INVIAS llegó al lugar, acompañado de la gobernación, el consorcio, la interventoría y el ministerio público, dándose como resultado del diálogo la reiterada aseveración del funcionario nacional de la inexistencia de recursos económicos aduciendo que el recaudo por peajes es insuficiente para realizar el mantenimiento de la vía para solucionar la situación que aqueja al sector comprendido entre El Bordo, Cauca, y Chachagüí, Nariño.
Posteriormente las instituciones pretendieron generar un escenario virtual de negociación, mecanismo al que las comunidades se opusieron. Causó extrañeza y suspicacia el informe del funcionario de INVIAS sobre la insuficiencia del recaudo, que estimó en $24 millones diarios, pues las comunidades movilizadas contaron el número de vehículos que transitan la vía en 24 horas y concluyeron un estimativo de recaudo por peajes entre $75 y 100 millones diarios.
Durante 30 años los vehículos han pagado tarifa full, incluso por parte de las comunidades aledañas, no obstante que la Ley 105 de 1993 establece que los vecinos usuarios de la vía pueden acceder a tarifa diferencial.
Ante los oídos sordos de las instituciones frente a los reclamos de las comunidades, se ha convocado a partir del 22 de julio un “paro indefinido”. Nuevamente la negrita (la panamericana), será habitada por paisanos, cansados de transitar por el pésimo trayecto, de pagar peaje pleno como si viajasen por doble calzada, y aburridos por la reiterada respuesta de que… no hay plata¡¡