Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
La palabra liderazgo se ha convertido en un producto del cual muchos hablan, pocos practican y menos conocen. El proceso para el desarrollo de un líder no es complejo, pero requiere dedicación y un entorno apropiado con de fin de incorporar las mejores prácticas que apoyen el bienestar de aquellas personas que están en su círculo de influencia. Desafortunadamente las condiciones no siempre son la mejores y muchas personas pueden aprender comportamientos no adecuados que luego replicarán con sus equipos de trabajo, generando una cadena de inconvenientes donde las actividades se transmiten a través d ellos grupos y luego se convierten en un modus operandi que todos aceptan pero que en su fondo no es adecuado.
En esta columna hablaremos de la crisis del liderazgo y cómo las personas pueden aprender a ser mejores líderes que generen ambientes adecuados para impulsar actividades productivas. Existen muchos libros relacionados con el tema y las diferentes escuelas de negocios se disputan estudiantes para atraer el mejor talento que les permita transmitir sus conocimientos. En realidad es necesario conocer los diferentes teorías de liderazgo y aplicar los métodos necesarios para impulsar su desarrollo, pero las personas se forman en contextos reales, con clientes reales y condiciones que difícilmente se replican en un laboratorio o un caso de negocio. Hace algunos años hablé con un gerente que tenía problemas con el desempeño de su equipo y la relaciones con los miembros de este no eran las mejores, lo cual estaba afectando el desempeño de la unidad y la bonificación anual de todos. En este contexto, él se preguntaba por qué no había podido aplicar las técnicas aprendidas en su MBA ejecutivo y pensaba que había perdido el dinero en esta costosa educación superior. Desafortunadamente, al analizar al situación y hacer un paralelismo con otros eventos, se veía un patrón de comportamiento similar, lo cual no se puede atribuir a la educación superior, por el contrario a la falta de conciencia del gerente y la debilidad de desaprender y volver a aprender. Por lo tanto le dije que tenía un glamoroso diploma en su ofician pero este solo representaba que había participado por algunas semanas al año en un proceso educativo que no estaba aplicando en su vida diaria.
De la misma manera que un operario de maquinaria pesada recibe un entrenamiento y acompañamiento previo a sus actividades sin supervisión, es necesario que el desarrollo del liderazgo se observe como un proceso orgánico donde las personas adquieren habilidades y las fortalecen al tiempo que avanzan con su carrera, al punto que pueden tomar mayores responsabilidades que les permita manejar equipos y situaciones demandantes en las mejores condiciones. Debido a esto, delegar y acompañar son palabras clave que no deben confundirse con micro gerencia y desconfianza, porque un líder debe estar en capacidad de identificar futuros prospectos en su equipo y apoyar su desarrollo sin observarlos como amenazas futuras en su desempeño profesional.