JESÚS ASTAÍZA MOSQUERA.
Cuando ni sé qué días pregunté en la galería a uno de los campesinos que quería decir la COP16, lo primero que se le ocurrió fue decir: ¿No serán unas vitaminas? Y quien le ayudaba a pesar preguntó: ¿y eso con qué se come? Interpreté que en el fondo la cuestión del mundo es el hambre que lógicamente depende de la naturaleza, el cuidado del agua y de contera la información que no llega a la población campesina ni a los magnates de la industria que tienen escaso interés en mitigar el daño al medio ambiente e invertir en su sostenibilidad.
Por ello es esperanzador que en el evento realizado en Popayán, el Director de la Corporación Regional del Cauca doctor Amarildo Correa, explicara primero que el COOP16, era la Conferencia de las Partes, integrada por ciento dieciséis países, encargados de discutir los principios y objetivos que fortalecerían los desafíos de la biodiversidad para lograr la conservación del medio ambiente, evitar su devastación, la pérdida y degradación de los ecosistemas hasta su conversión en desiertos.
Hizo énfasis en la importancia del disenso, en el escucha del otro, en la practicidad de la participación para tomar decisiones aterrizadas que beneficien realmente al departamento dada la enorme riqueza de nuestra diversidad desde la isla Gorgona (recuperada para el Cauca) y el Pacífico, la zona centro de la meseta de Popayán, el oriente Caucano, el pródigo norte, el fértil valle del Patía ,hasta la Bota Caucana, donde se encuentra el Macizo colombiano, la estrella hídrica por excelencia, el reservorio invaluable del agua, patrimonio tangible al cual no se la ha dado un verdadero reconocimiento nacional, mucho menos al Cauca con las regalías presupuestales que van a parar a otro departamento, precisamente por falta de delimitación geográfica, que nos deja con el dolido sentimiento de haber perdido hectáreas de tierra boscosa por la indolencia de quienes nos antecedieron en la gobernanza.
Señaló la importancia de lograr consensos dentro de la diversidad con el diálogo fraterno y proyectos donde la “caucanidad” empiece a sentirse por encima de intereses particulares, que es la política orientada desde la gobernación por el doctor Jorge Octavio Guzmán Gutiérrez.
Es loable reconocer la participación de la academia donde los expositores demostraron sus enormes conocimientos en el tema, la experiencia, las soluciones y las atinadas respuestas.
A todos llegó claro el mensaje de la apropiación de nuestro territorio, de propiciar la sana discusión para lograr consenso frente a nuestros problemas en el cual las comunidades se sientan involucradas, escuchadas en la polifonía, como decía uno de los asistentes, en que cada quien tocara su propio instrumento para ser escuchado en la diversidad interpretativa y lograr armonizar sus sonidos en el himno de paz con la naturaleza y la paz entre nosotros.
Una dama campesina expuso la importancia de volver a mirar al campo y sobre todo al campesino, que se ha mantenido alejado de los beneficios estatales, de cierto marginamiento social, no obstante que su labor es la despensa nacional, como pasó con la pandemia cuando llegaron a la ciudad cargados con cestas de alimentos para satisfacer a sus habitantes y no obstante su servicio solidario, han sido avaros los apoyos estatales en el cubrimiento de sus necesidades de agua potable, vivienda, educación, salud y carreteras para transportar productos con facilidad.
Hacen parte de un conglomerado invisible, cuando se sabe que han dejado sobre el surco sus esfuerzos de años, su vida y sus hijos han tenido que marcharse en búsqueda de otros horizontes. El campesino es el comodín de las elecciones y no son tenidos en cuenta para su vinculación preferencial en los cupos universitarios, en los hospitales de otras etnias, sino como soldado raso en las grandes contiendas de uno y otro lado.
Sus cultivos no tienen subsidios para sostener la competencia desleal de productos importados y los conocimientos adquiridos de años siguen siendo rudimentarios por falta de capacitación en el sitio, no obstante la presencia del SENA y algunas universidades. Que interesante el planteamiento de retornar al campo, sobre todo en un departamento agrícola como el nuestro. De revivir la vida familiar con todas las virtudes ancestrales de vecindad, de solidaridad y de apego por lo nuestro y reanudar esa relación amorosa con los montes, las quebradas, los árboles, las aves y las abejas que son las grandes conservacionistas de la naturaleza, pues ofician de alimento saludable de los seres humanos, ahora que se habla de la supresión de los productos azucarados, de las aves melíferas (colibries) y los milagrosos efectos en la polinización de los árboles y plantas sin los cuales el mundo acabaría por destruirse.
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