Pbro: Jesús Fernando Vega Muñoz
También entre los seguidores de Jesús había algunos avariciosos que querían estar al lado de Jesús en los sitios de poder. Por ejemplo Santiago y Juan, creen que por ser de los primeros llamados les pertenece lo que ellos piden, como nos dice el Evangelio.
Jesús les ayuda a dejar poco a poco esas intenciones y a acoger otras mejores que ocupen su corazón, compartir con Él la vida, estar juntos en todo momento, ayudarse en situaciones difíciles, apoyarse cuando estén tristes y sobre todo, entregar la vida por lo demás.
En nuestra historia personal, familiar, comunitaria, de trabajo, etcétera. Hay muchos que quizá se creen los más importantes y a los otros los quieren dejar a un lado y hasta ponen al otro en los últimos lugares.
En nuestras familias muchas veces vemos a UNOS que se creen lo último y que solo ellos tienen el poder y por eso les gusta los mejores puestos, incluso a los otros ni los tienen en cuenta.
Jesús hace la invitación a ser prepotentes e irreverentes con los otros y podernos ayudar mutuamente entregando la vida por los demás como lo hizo Jesús Eso es lo más importante en vez de pedir los mejores puestos porque cuando se llega a obtenerlos quizá podemos aplastar a los demás Pero recordemos que todos Un día Tendremos que dar cuentas al Señor.
Ojala los grupos en las parroquias no se crean los mejores y que se las saben todas, pues cada día aprendemos algo nuevo y el otro también nos puede enseñar de lo que sabe y así podremos unir fuerzas para sacar adelante la evangelización.
Dice SS el Papa Francisco :
“ amar significa dejar a parte el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Jesús se da cuenta de que los otros diez Apóstoles se enfadan con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le ofrece la inspiración para una lección que se aplica a los cristianos de todos los tiempos, también para nosotros. Dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones las dominan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor» (v. 42-44). Es la regla del cristiano. El mensaje del Maestro es claro: mientras los grandes de la Tierra construyen «tronos» para el poder propio, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde donde reinar dando la vida: «Tampoco el Hijo del Hombre —dice Jesús— ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (v. 45)”.