Por Juan Carlos López Castrillón
Decía Albert Einstein que Mozart lo inspiraba, por eso trabajaba en su estudio oyéndolo mientras construía la teoría de la relatividad.
Muchos médicos han recomendado que las madres embarazadas lo escuchen, pues se cree que sus acordes y notas logran un especial estímulo en la inteligencia de los bebés.
Otros utilizan la musicoterapia en algunas afecciones neurológicas, con énfasis en los conciertos y sonatas del músico austriaco.
Esas creencias con algo de asidero científico han hecho carrera y se afirma, por ejemplo, que la sonata K448 potencia la creatividad; puede que sea cierto, pues la mayoría de la música (en particular la clásica) es una expresión de algoritmos y claves matemáticas.
Por eso desde hace un tiempo se habla de “El Efecto Mozart” y su capacidad para ayudar a reducir el estrés, controlar la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
Deberíamos ensayar y tener en muchos lugares música ambiente con las obras del gran compositor Wolfgang Amadeus Mozart, en especial en los edificios públicos, donde se toman las grandes y pequeñas decisiones que afectan los intereses colectivos.
De pronto de esa forma NO se atreven a recomendar tomar guarapo en lugar de cerveza, o guardar la plata debajo de los colchones, o la trasnochada idea de endeudarse para comprar maquinaria amarilla, o contratar multimillonarios estudios especializados de diseño con resguardos indígenas lejanos, o gastarse 900 millones en una jornada atlética, o nombrar personas sin cumplir requisitos, o incumplir las órdenes de las cortes y los jueces, por solo enumerar algunos ejemplos de una larga lista.
¿Cómo podría operar esto? Me imagino unas grandes cornetas en los parques públicos y unos parlantes más pequeños en el congreso, las asambleas, los concejos y los despachos de toda la rama ejecutiva, donde se oiga en volumen bajo la música de Mozart. ¿Qué tal funcione y nos evitemos mil problemas? Podríamos ser más creativos, más inteligentes y mejores gestionando recursos.
Ya hablando en serio, “El Efecto Mozart” sí existe, los invito a hacer la prueba, hagan un alto y oigan a Mozart.