sábado, junio 7, 2025
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Jesús resucitado es el único amigo del que no podemos prescindir

Padre Jesús Fernando Vega Muñoz pbro.

Estamos recorriendo el camino de la celebración de la Pascua y en esta tercera semana es uno de los más bellos relatos de la resurrección porque nos implica a cada uno y a todos como comunidad de creyentes, a cada uno, porque los miedos nos paralizan, nos hacen dudar de Dios, nos alejan de los hermanos y el encuentro con el Señor.

En el camino de nuestra vida nos hace vivir unas profundas convicciones en nuestro interior. En primer lugar, Dios siempre nos acompaña, nunca nos dejará solos.

En los momentos más oscuros de la vida es cuando más estará presente.

En segundo lugar, Él quiere que entablemos un diálogo con Él, el mejor espacio de ese diálogo es la oración, no tanto como repetición de fórmulas sino como un encuentro sencillo donde podamos abrir de par en par lo que nos entristece, lo que hace difícil nuestra vida, lo que nos asusta del futuro y entonces, en ese diálogo el Señor nos remite a la escritura y nos abre la inteligencia para comprender que él está presente desde el Génesis hasta el apocalipsis, como una presencia viva, gloriosa, resucitada, que nos acompaña, nos transforma y hace nueva nuestra vida y entonces, surge así una amistad profunda con Él, es el único amigo del que no podemos prescindir y entonces, de nuestro corazón sale la invitación quédate conmigo y de la amistad brota la expresión de una fraternidad que es la Eucaristía, la mesa compartida donde Él nos comunica su vida. Por eso dice esto es mi cuerpo es decir este pan soy yo y nos hace entrar en comunión con Él al entregarnos su cuerpo y esa comunión profunda con Él, nos dinamiza para abandonar los miedos.

Hoy, Jesús Resucitado preguntó a Pedro tres veces: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? ¡Apacienta mis corderos… Pastorea mis ovejas…!” Jesús quiso estar seguro del compromiso de Pedro para dirigir a su rebaño. Esto también demuestra la magnitud de la misión que Él quiso encomendar a Pedro. Era una forma de recordarnos que: “A quien mucho se da, mucho se espera.” Por lo tanto, Él nos recuerda que nuestra vocación es muy importante. También nos recuerda que, como sus discípulos, debemos estar dispuestos a aceptar todo tipo de humillación para la buena nueva.

Hay muchas otras lecciones que aprender hoy. A veces, abandonamos nuestras vocaciones.

Esta semana inicia el cónclave y nosotros como cristianos debemos orar y pedir a Dios el Espíritu Santo para los cardenales se llenen de sabiduría para elegir al sucesor de Pedro para que guíe el rebaño de la iglesia católica y que sienta compasión y amor como el buen pastor con olor a oveja.

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