Por Eduardo Nates López
Con alguna frecuencia –tratando de compensar situaciones insoportables- hay que recurrir a una sentencia cargada de humor, que dice: “Este país no se puede tomar en serio…” Pues, efectivamente, ubiquémonos en la hipotética y grata frecuencia del humor y los comentarios intrascendentes para poder soportar la racha de barbaridades con que se ha despachado el inefable presidente Petro a través de los micrófonos y las cámaras de televisión, recientemente. Solo desde ese nivel es posible entender (y disfrutar) las expresiones del primer Magistrado de la Nación….La alocución presidencial fue patética y desnudó la forma como trata a sus subalternos: los descalifica, los tilda de perezosos y desleales. El delirio de Petro será cada día más grave y desesperado porque el tiempo de su mandato se está acabando. Se destaca la insólita frase que le lanzó a la Vicepresidente Francia Márquez, ausente en el último Consejo de Ministros transmitido el pasado martes 15 de julio: “A mí nadie que sea negro me dice que hay que excluir un actor porno”… refiriéndose al rechazo de Márquez a nombrar a Amaranta Hank (ex actriz porno y periodista) y Juan Carlos Florián (actor porno y actual viceministro de Diversidades), figuras que el presidente defendió asegurando que son líderes sociales y víctimas de discriminación. Debo confesar que yo también me siento burdamente agredido por esa odiosa y discriminatoria expresión presidencial, no solo por mis afectos por los hermanos afrodescendientes sino porque mis amigos y parientes, toda la vida, en un tratamiento fraternal que agradezco, me han llamado: “el Negro Nates”… Es entendible que Gustavo Francisco, con esa aristocrática ascendencia europea, que tranquilamente puede resultar entroncada con la Casa Habsburgo, se sienta de mejor familia que los grotescos “sudacas” que resultamos siendo los súbditos colombianos. Más aún, con la delicada y profunda educación que puede él haber recibido en su “alma buena y pura”, en las montañas del Cauca, durante su paso por la guerrilla colombiana, cuando militó en el M19. Muchos de sus “delicados comportamientos principescos”, fueron descritos en varias de las cartas que escribió hace poco el ex canciller Álvaro Leyva Durán. Con estos antecedentes, ya se entiende la razón por la que se abalanzó ávidamente a darle abrazo y beso a la reina Leticia de España, y que esta rechazó tensa y poco diplomática… -debido a que no conocía los pergaminos del sátrapa- … (“Esta estúpida bastarda no sabe quién soy yo”… debió pensar el desairado presidente latinoamericano).Ahora sí resulta comprensible (y fácil de convertirla en realidad) la propuesta petrista de trasladar la Estatua de la Libertad de Nueva York a Cartagena. No nos extrañemos que en pocos días comience a tramitar la reubicación de la Torre Eiffel en Ciénaga de Oro, Magdalena, por ser la patria chica donde el prohombre Gustavo Francisco I de Colombia vio la luz por primera vez… También debemos prepararnos para el traslado del Coliseo Romano a Zipaquirá, donde el príncipe Petro Urrego, de 21 años, fue elegido Defensor del Pueblo en 1981. Y para completar estos justos reconocimientos al hombre nacido en Colombia, que reemplazará a Jesucristo en la historia universal, hay que trasladar el Partenón y toda la Acrópolis a Bogotá, por haber tenido el acierto de elegirlo su alcalde en 2012. Siempre se ha dicho que Bogotá es “la Atenas Suramericana…” y no en vano, Gustavo Francisco I ya ha ocupado habitaciones en dos de sus palacios: primero en el Palacio Liévano y ahora en la Casa de Nariño… Y también dejó su huella en el Palacio de Justicia, el 6 de noviembre de 1985…Esperemos los epítetos en los nuevos episodios de éxtasis contra todo lo que se mueve. Ya confesó que se perdió en Paris con unos infantes prostitutos con quienes leía a Marx. Quedamos pendientes, entonces, de que en la próxima “traba televisada como alocución presidencial” nos cuente que fue lo que hizo en Manta Ecuador, además de escribir treinta páginas de versos…