Pbro: Jesús Fernando Vega Muñoz
Vemos a Jesús caminando y enseñando a sus discípulos, y es es que eso es el camino, enseñar y continuar lo que el maestro nos da, en el camino hay un hombre que es ciego de nacimiento, anda mugriento, pero no ha perdido la esperanza por eso, cuando escucha de Jesús grita y aunque algunos lo quieran impedir sigue gritando con más fuerza y es en ese momento donde el maestro se detiene ante ese hombre, mugriento, ciego y le pregunta “que quieres que haga por ti?” y sin pensar dos veces le dice “Señor que vea”
Vemos dos acciones en este momento y es. Dios, con su deseo de curar, y el hombre Bartimeo, con su deseo de ser curado.
Con estas palabras se realiza el milagro. Alegría de Dios, alegría del hombre.
Y Bartimeo, tras recobrar la vista se despojado de lo único que posee que es un arapo viejo y “lo sigue por el camino”, se convierte en su discípulo y sube con el Maestro a Jerusalén para participar con él en el gran misterio de la salvación.
Al igual que el ciego de nacimiento muchos de nosotros andamos por la vida como con una venda.
Estaba sentado ( inactividad, falta de iniciativa), estaba junto al camino (sin un proyecto), como tantos hoy entre nosotros qué esperamos solo a que las cosas nos caigan del cielo, y ante cualquier tropiezo de la vida nos quedamos inmovilizados sin esperanza, sabiendo que hay que continuar en el camino y dejar ese arapo viejo que incluso no nos deja mover, dejemos de pedir limosna como el ciego y centremonos en lo más importante, debemos ir al fondo de nuestra necesidad porque muchas veces pedimos tantas superficialidades, que más bien sepamos ver a Jesús en lo cotidiano de nuestra vida, en la Sagrada Eucaristía pues ahí esta el Señor Deberiamos buscarle donde realmente está, en el misterio del Evangelio, del pan compartido o de la caridad fraternal, Jesús está en los que sufren, en los que pasan necesidades, en los niños abandonados, en el indígena, en en negro, en el mestizo, en el que está en el hospital, en el que está preso, Dios es amor, el que ama está en Dios y Dios esta en él.
No dejemos de buscar al Señor y Él nos responderá a pesar de que muchos nos quieran callar clamemos a Dios y Él nos dirá. “TU FE TE HA SANADO”
