Por: Cayo Betancourt
cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
¿Cuántas veces ha sentido miedo de expresar sus opiniones en el trabajo? o ¿ha sentido que debe preparar cuidadosamente sus actividades porque la menor variación lo pone en la lista negra? estas preguntas son más comunes de lo que se espera y representan entornos de trabajo donde el miedo es el principal motivador para aquellos gerentes que aún creen que a través de este pueden lograr resultados duraderos. En esta columna se discutirán las implicaciones y los diferentes contextos donde el miedo se presenta en las organizaciones, con la finalidad de generar conciencia para crear entornos amigables donde la productividad sea espontánea y las personas se sientan en libertad de crear sin sentir coerción.
Una señal de alarme frente a la gestión basada en el miedo es la delegación hacia arriba, la cual se puede observar cuando las personas prefieren que sus jefes tomen decisiones por miedo a generar inconvenientes en su trabajo. Otro caso que se presenta está relacionado con la delegación de poder, cuando se busca mencionar un nombre para generar intimidación en la sala. Este segundo escenario es complejo porque la reputación de la persona la precede negativamente, y basado en la experiencia, ha generado situaciones de miedo en el pasado.
La autora Amy Edmonson indica que el miedo no es la mejor herramienta para la gestión humana, especialmente cuando las microagresiones y los comportamientos al borde crean situaciones ambiguas que afectan la seguridad emocional de las personas.
Gestionar en el miedo crea resultados a corto plazo pero deja una huella indeleble en las personas afectadas, creando situaciones de informidad e impactando el desarrollo de carrera de aquellos que están alrededor del gerente, especialmente quienes no son afines a este o hacen parte de su sesgo inconsciente.
La confianza en un entorno de trabajo es fundamental para generar resultados consistentes en el tiempo, cuando una persona está en un entorno con miedo, sus acciones se limitan a lo mínimo necesario para sobrevivir, especialmente cuando las acciones negativas han permeado varios niveles de gerencia y se observa replicar las acciones negativas en diferentes direcciones, lo cual constituye un cambio en la cultura corporativa de la organización.
Algunos gerentes piensan erróneamente que generar espacios bajo alta presión y crear procesos coercitivos a través del miedo, forma el carácter y crean personas fuertes que podrían enfrentar cualquier situación. Desafortunadamente, estas condiciones no son las mejores porque crean una barrera frente a la seguridad psicológica de las personas, donde el aprendizaje y la colaboración son factores altamente afectados en entornos donde le miedo es el principal actor.
Finalmente, la meta es conseguir in lugar libre de miedo, lo cual no implica irrespeto, por el contrario un espacio donde las personas puedan expresar sus opiniones y recibir retroalimentación sin sentirse juzgados o pensar que sus trabajos están en la línea de fuego.