Víctor Paz Otero.
En mi memoria literaria, la obra magnifica del gran escritor argentino, siempre ha sido una presencia inquietante y fascinante. Casi todo lo que escribió parece sostenido y alimentado por una especie de tristeza metafísica. Los personajes que están instalados en sus páginas son como criaturas atrapadas y agobiadas por el sufrimiento y como encadenados a la desesperanza. Es sin duda el hombre del túnel, aquel que transita por la vida no solo como un ciego sino como alguien que carga con la certidumbre de que ese transitar no conduce a ninguna ´parte.
Los bares donde muchas veces se reúnen sus personajes parecen tener un letrero donde se consigna que el derecho de admisión se reserva solo para seres Dostoyeskianos o Kafkianos y que la única conversación posible que tengan ellos debe girar en torno a la desesperación de ser humano y estar vivo.
Criaturas grises y de muchas formas ultrajadas por el absurdo y el sin sentido que despliega el espectáculo de la historia y también el de la vida cotidiana, son las que se dan cita en sus páginas, en páginas paradojalmente hermosas y amargas que sin embargo son el trasunto de una lucidez despiadada y realista; puesto que la ficción tenebrosa y sombría que construye el escritor no es arbitraria sino que por el contrario es comprensión y esclarecimiento de la dramaticidad que significa casi siempre la existencia autentica.
Sábato no centra el análisis del sufrimiento humano en la pura y simple exterioridad social y cultural que le niega a tantos seres humanos los apetecidos bienes terrenales. El sufrimiento lo deriva, a la manera de un atributo negativo, inherente a la propia condición humana. Esa condición humana con la cual se nace y se desarrolla a partir de condiciones psicológicas y emocionales. Es la falta de amor, la ausencia de ternura, la elección del mal, la carencia de solidaridad, lo que provoca y funda entre los seres humanos esas relaciones, que se tornan en pesadillas y oscuras sombras y malentendidos que acaban convirtiendo las vidas casi en temporadas en el infierno.