Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
Cuando un líder se enfoca en las necesidades individuales de cada uno de los miembros de su equipo y a la vez mantiene clara su visión frente a la estrategia, se genera un contexto ganador para las personas, los equipos de trabajo y las organizaciones. Es común que se requiera tener una visión general de la situación sin perder de vista los pequeños retos, la dificultad radica en el día a día, las innumerables reuniones, compromisos y comunicados hacen que los gerentes pierdan el foco frente a las necesidades de sus equipos y notan que no han realizado charlas de desarrollo cuando el año está terminando y deben hacerlas para cumplir un requisito. En este contexto, las personas terminan perjudicadas porque están ejecutando actividades sin retroalimentación y los pequeños inconvenientes pueden sumarse al punto que el resultado general de la operación empieza a reducir su productividad.
La clave para ser un buen líder está en las acciones que ejecuta frente a las necesidades individuales de su equipo. Desafortunadamente, algunas personas reciben equipos de trabajo y no se preocupan por ellos porque su foco principal está en las medidas de desempeño y puede llegar a presentarse situaciones de micro agresión donde las culturas focales son manipuladas para evitar que los incidentes en la zona gris se filtren, generando una microcultura tipo sandía, donde todo parece bien por fuera pero el equipo de trabajo se enfrenta a una situación hostil que afecta su productividad. Crear espacios abiertos donde la retroalimentación transparente, honrada y sin sesgos se convierta en un proceso para el desarrollo mutuo es el escenario ideal. Debido a las relaciones de poder y las condiciones de cultura corporativa en algunas oficinas gubernamentales o empresas privadas, esta situación se convierte en una utopía que algunos gerentes ven como un posible recurso en una clase de una maestría en administración de empresas.
El desarrollo individual y las oportunidades para apoyar el crecimiento de las personas deben presentarse de manera equitativa y deben observarse condiciones de sesgos positivos donde algunas personas son favorecidas frente a otras. La igualdad y la necesidad individual deben ir de la mano, donde un líder puede atender su agenda y definir prioridades cuando necesita apoyar el desarrollo de los miembros de su equipo. Adicionalmente, se debe resaltar que las charlas de desarrollo y las recomendaciones como coach o mentor, constituyen una parte fundamental para la continuidad de carrera, pero quien las recibe tiene la mayor responsabilidad porque deberá preparar un plan para generar cambios y crear condiciones donde estos sean medibles en el tiempo, de lo contrario el apoyo que le presente su líder será en vano.
El empleado deberá generar espacios de retroalimentación para recibir las recomendaciones y tomar nota atenta de estas, evitando mecanismos de defensa que constituyen un escudo y la generación de excusas frente a los fallos encontrados, solo de esta manera se podrá aceptar una recomendación y generar acciones correctivas. Desafortunadamente, en algunas personas el ego es el enemigo, donde una recomendación podría tomarse como retaliación y una sugerencia constituye un ataque personal a su desarrollo profesional.