miércoles, octubre 29, 2025
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El pacto por el Cauca

Walter Aldana Q.

Precedido de los “contratos plan” de gobiernos anteriores, que asignaron $1,5 billones a Nariño y $500 mil millones al Cauca, el jueves anterior, en la población de Timbío, el presidente de la República, Gustavo Petro, firmó el “Pacto por el Cauca, por la transformación territorial y la consolidación de la paz”.

El acuerdo firmado por el primer mandatario, conjuntamente con la gobernación y las 42 alcaldías municipales, contó con la participación de 780 organizaciones indígenas, afrodescendientes, campesinas, de mujeres, de diversidad sexual y de juntas de acción comunal, y prevé la ejecución de 15 macroproyectos y más de 200 proyectos en salud, educación, agua y saneamiento básico, desarrollo rural y transformación productiva, transición energética, paz y reconciliación, con una inversión de $27,6 billones.

Se prevé una inversión de $21.9 billones para la ejecución de 15 macroproyectos, entre los que se destacan la doble calzada Estanquillo- Timbío- Popayán, la vía al mar, las universidades en Guapi y en el Macizo, el hospital de segundo nivel del Patía, el Distrito agroindustrial del sur del Cauca y otros temas productivos.

Esta inversión se organiza en siete ejes estratégicos: infraestructura de transporte; transición energética; educación integral; paz y reconciliación; desarrollo rural y transformación productiva; vivienda, agua potable y saneamiento básico; y gobernanza y transparencia en la ejecución de proyectos;

Ante las dudas acerca de las realidades financieras para la ejecución de los proyectos, la directora del Departamento de Planeación Nacional, Natalia Irene Molina, afirmó que $23.4 billones ya cuentan con aseguramiento financiero, lo cual representa el 84,8% de la inversión prevista en el Pacto por el Cauca.

Luego del evento de firma del Pacto por el Cauca y sus resultados, me quedó claro que Petro sigue siendo el líder de los procesos sociales, el hombre de las multitudes en sus convocatorias; tiene calle, genera esperanza; la esperanza de la que la derecha nos quiere privar. A ese respecto, una vez más afirmo que tenemos derecho a estar orgullosos de ser gobierno, aunque no tengamos el poder.

Qué tanto de lo anunciado se ejecutará con las vigencias futuras, depende de la continuidad o no del proyecto progresista, y de la voluntad de los gobiernos departamental y municipales. Por ahora, resuenan en mis oídos las consignas coreadas en el polideportivo de Timbío: “¡No a la minería!” … “¡Sigue, sigue, el cambio sigue!”

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