jueves, junio 19, 2025
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El Chocó duele

Por: Harold Mosquera Rivas

En los albores de las fiestas de fin de año, la intensidad de las lluvias, por las que hace poco tiempo estábamos rezando, ante el bajo nivel de los embalses que proveen agua y energía, ahora por exceso se convierten en desastres naturales, pues los ríos se desbordan y arrasan las viviendas que los campesinos han construido a sus orillas, pero también se llevan los cultivos y los animales que constituyen el sustento de la mayoría de ellos.

El departamento del Chocó es la región más afectada por las lluvias, de un total de 31 municipios, 22 se encuentran inundados, cerca de 30.000 familias damnificadas, la situación más crítica se presenta en el Litoral de San Juan, Alto Baudó, Atrato, Bahía Solano, Riosucio y Carmen del Darién.

Pero como, si no fuera suficiente con el desastre natural, la Guerrilla del Eln decreto un paro armado, con el cual revictimiza a los campesinos, que, a fuerza de luchar contra las adversidades, han aprendido a superar las dificultades, preservando la vida de mantener increíble.

Pues a pesar de los altos costos materiales de la tragedia, hasta ahora no se reporta perdida humana alguna. Conozco la mayor parte de la tierra chocoana, por ser hijo de campesinos migrantes del Municipio de Andagoya, hoy denominado Medio San Juan. Se trata de gente humilde, sencilla y trabajadora, solidaria y servicial, que tiene por costumbre la alegría y la festividad.

Asistir a unas fiestas de San Pacho entre los meses de septiembre y octubre de cada año, en honor a San Francisco de Asís, que es el patrono de la capital, es integrarse a una de las más emotivas y coloridas celebraciones, allí convergen todos los habitantes de Quibdó, que reciben con fraternidad a los visitantes de otras regiones, se trata de una extraña fusión de la fe católica con la cultura afro chocoana, llena de chirimías que acompañan el recorrido de las comparsas que desfilan cada día por todo el municipio, recibiendo los saludos y aplausos de los habitantes y los visitantes que esperan en los andenes el majestuoso desfile, al final, todo termina en el barrio titular de la manifestación, donde se instala una tarima para rematar con orquestas que tocan hasta la madrugada.

Ese Chocó profundo, lleno de belleza natural, de ríos caudalosos, de frutos exóticos, de peces y animales de monte que enriquecen la gastronomía local, hoy necesita de todos los colombianos, en especial del gobierno con su unidad encargada de la atención y la gestión del riesgo de desastres, en la que casi nadie cree, a raíz de los escándalos que la han convertido en la institución más cuestionada del estado. Se va a requerir de mucha inversión, para mitigar la grave situación de los hermanos chocoanos, es urgente el traslado de recursos, aprovechando la declaratoria de emergencia, para que por primera vez los damnificados reciban la ayuda que necesitan, sin que los encargados de llevarla se queden con más de lo que entregan. Sin lugar a dudas, el Chocó merece mejor suerte.

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