RODRIGO SOLARTE
No pocos anhelamos que durante el siglo XXI los seres humanos hagamos un Cambio estructural Global en todos sus componentes, vivientes y territoriales.
La deshumanización integral compite en genocidios, insolidaridad, avaricia, maltratos al planeta y todas las especies.
La diversidad biosocial conocida, nos señala consciencias cegadas por el egoísmo, poder violentamente conquistado, ejercido sobre los demás y la misma CASA GRANDE que habitamos.
La COP 16 en Cali, Colombia, ya es muestra de tales preocupaciones por la Biodiversidad existente; las guerras de conquista, usurpación, recuperación territorial necesaria e incapacidad de las Naciones organizadas (ONU) para prevenirlas, lograr acuerdos parciales o definitivos, lo son de los hechos amenazantes para la existencia o sobrevivencia.
Colombia es muestra de todo ello con particulares historias y esfuerzos para asumir retos esperanzadores desde el presente hacia un futuro deseado de convivencia y paz.
Las guerras por el poder sobre la tierra, la gente, los recursos materiales y consciencias humanas, justifican las decisiones integrales de GOBIERNOS ALTERNATIVOS a las históricas violencias que han marcado territorios y poblaciones como la colombiana.
Así es la condición o dialéctica humana que en estos tiempos se manifiesta en vivo y en directo por los medios de comunicación y testimonio de víctimas, sometidos y rebuscadores de la vida en cualquier forma para sobrevivir, interpretando valores acordes a sus intereses del momento, financiadores de la guerra e incluso designios divinos y dogmas ideológicos.
La guerra nos acostumbró a las violencias; de allí las dificultades para transitar hacia la convivencia y la necesidad del dialogo aprendido desde la niñez como valor fundamental que exige a los padres y maestros, reflexión y reeducación consciente para facilitar una sociedad menos violenta y realmente humana.
La confluencia de propósitos comunitarios, sociales, culturales, económicos y políticos, globales y nacionales interrelacionados estructuralmente: PAZ CON LA NATURALEZA Y EL ACUERDO NACIONAL necesario para los CAMBIOS ALTERNATIVOS en transición con flujos dinamizados en algunas regiones del país, y reflujos en otras como El Cauca por la OPOSICIÓN ARMADA narcomafiosa que pretende poder territorial y poblacional del CAÑON DEL MICAY para llegar al Océano Pacífico, exigió respuesta armada al GOBIERNO DE LA VIDA Y LA PAZ para cumplir interinstitucionalmente en estos municipios, la MISION CAUCA con recursos económicos y talento humano pertinente, ya definidos en el PLAN DE DESARROLLO NACIONAL Y DEPARTAMENTAL.
La transición en cambios estructurales como los iniciados en estos primeros dos años del Gobierno Alternativo, añorado cada día por menos ciudadanos beneficiados pero multiplicados numéricamente por las redes sociales y demás medios de comunicación nacionales e internacionales con los mismos intereses e ideas, requiere de mayor cohesión organizativa y programática, tanto regional y local como nacional, para asegurar democráticamente, ampliación, profundidad e impacto en las condiciones de vida colombiana.
EL BUEN TRATO como sentimiento, pensamiento, conciencia e inteligencia emocional para la acción pedagógica y formativa desde la niñez, es uno de tantos RETOS HUMANOS VITALES para estos conflictivos tiempos, por las violencias que continúan impregnadas en conciencias con descendientes, cuya aptitud autocrítica para un futuro diferente es indispensable, como participante en esta transición que la humanidad necesita, y el mismo planeta exige a través de los fenómenos climáticos que las ciencias continúan investigando y demostrando como reales.