RODRIGO SOLARTE – rodrigosolarte27@gmail-com
El pasado viernes 25 de octubre cumplimos veinticinco años de iniciado el proceso constructor de solidaridad con la niñez del Cauca, popularmente conocido como la Red interinstitucional comunitaria, RICO BUEN TRATO.
Asistieron Madres comunitarias del ICBF-Instituto colombiano de bienestar familiar, estudiantes de la Universidad del Cauca en Ciencias de la educación y salud, pese a estar en Asambleas permanentes, madres, pocos padres de familia y profesores, presencialmente en los dos auditorios, y virtualmente por las redes sociales digitales de la Universidad del Cauca.
Como conferencistas y panelistas participaron académicos de las Universidades de Antioquia, Cauca y Nariño, con actualizados y pertinentes contenidos, los cuales quedan disponibles en el Area de comunicaciones de la Institución Unicaucana, y las tres publicaciones del proceso RICO BUEN TRATO que continúa, en la Coordinación colectiva conformada por Unicaucanos en Pediatría, Fonoaudiología, Educación, pedagogía y educación popular.
Gestado este proceso durante los maltratos estructurales al planeta tierra y la gente, con los sistemas organizativos que han transcurrido hasta el Capitalista de los últimos dos siglos, y el período Neoliberal de las últimas décadas que persiste con sus consecuencias, coincide esta jornada conmemorativa del 25 de octubre del 2024, con la COP 16-Colombia 2024 en Cali- Valle del Cauca, que con la presencia de 190 países y toda la multiculturalidad de Colombia y otros países de América, sesionará hasta el 1 de noviembre del presente año.
Las acertadas consignas y decisiones programáticas construidas democráticamente con las diversas comunidades y culturas por EL GOBIERNO DEL CAMBIO colombiano, centradas en la Vida humana y de la naturaleza biodiversa, continúan ganando apoyos y solidaridad real tanto nacional con las regiones, como internacional.
Como ciudadanos, profesionales, padres de familia, puericultores, formadores de juventudes, procesos vitales iniciados en campos y ciudades, cuidadores de la vida con todos sus avatares incluyendo culturas maltratantes, que han llegado a la deshumanización de conciencias al mercantilizar hasta la misma vida y los territorios del planeta que habitamos, la reflexión permanente del origen e historia vivida hasta el presente, nos lleva a plantear, académica, científica y políticamente, EL BUEN TRATO INTEGRAL como paradigma conductual humano con el planeta, nuestros semejantes y los demás sujetos vivientes con toda la biodiversidad y culturas existentes.
Gestado tal paradigma desde la puericultura preconcepcional hasta la adolescencia con la cientificidad de la época, considerando este proceso, con la multiculturalidad entendida desde los ancestros e historia del patriarcado, colonialismo y Neoliberalismo, asumidos por las ciencias como patrones de conducta que persisten problematizando la existencia de mujeres y hombres desde el nacimiento hasta la muerte, la tierra, el agua, las plantas, peces, subsuelo, espacio, cosmos, civilizatoriamente maltratados, concebidos hoy como SUJETOS CON DERECHOS y de interés vital para TODES y las demás especies, las convierte en DEBER NUESTRO para poder sobrevivir en el planeta que habitamos.
El BUEN TRATO INTEGRAL de los SERES HUMANOS desde la niñez, continúa retando el tradicional poder maltratador del adulto, manifiesto y activo en la crianza, educación y egoísmo, tan contrario a la vital solidaridad y socialización que nos exige el presente problemático y futuro progresista que anhelamos.
El BUEN TRATO INTEGRAL, esto es, A LA VIDA NATURAL BIODIVERSA Y HUMANIDAD, lleva implícita la justa construcción DE LA CONVIVENCIA HUMANA Y PAZ CON LA NATURALEZA, sujeto y objeto de las ciencias que continuarán también, creciendo y desarrollándose con todos los aportes multiculturales que las experiencias sigan aportando individual, grupal y colectivamente.
Sea esta, primera aproximación conceptual con la nueva era que se inicia con las actuales generaciones y las nuevas que construyen sus proyectos de vida y de país, asumida, como una invitación intelectual intercultural, plural en ideas e iniciativas, para pasar de la retórica a la acción dialogada y concertada, que la transición de esta Revolución pacífica multicultural exige.