sábado, junio 7, 2025
No menu items!
spot_img
InicioOPINIÓNCarlos E. Cañar S.Educar para la libertad

Educar para la libertad

CARLOS E. CAÑAR SARRIA – carlosecanar@hotmail.com

De todos los valores humanos, el de la libertad es el más fundamental, pues la libertad es la base de todo. El padre del liberalismo clásico, John Locke afirma: “El hombre que no tiene poder sobre su propia vida, no puede hacerse esclavo de otro por un contrato o por su propio consentimiento, ni puede someterse tampoco al poder absoluto y arbitrario de otro que le arrebatará la vida cuando le plazca”. Rousseau por su parte, anota: “Decir que el hijo de esclava nace esclavo es decir que no nace hombre”. Y agrega: “Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad de hombres, a los derechos de la humanidad y a sus mismos deberes. No hay indemnización posible para quien renuncia a todo”.

La vida del hombre cobra sentido en la medida en que se realiza en libertad. Educar para la libertad debe ser la consigna de todo sistema educativo que caracterice una verdadera sociedad moderna. Educar y formar hombres libres, seguros y autónomos, con sentido social, cohesionados por valores tales como la solidaridad, la tolerancia, la justicia, el respeto por las diferencias, la libre crítica, etc. En esta educación en valores, es trascendental el papel de los buenos maestros. Nadie puede ser original, solidario, justo, tolerante, crítico y autocrítico si es resultado de una educación autoritaria e irracional.

Erich Fromm, en su obra “El miedo a la libertad”, considera que ciertos factores derivados del sistema industrial moderno llevan al desarrollo de un tipo de personalidad caracterizada por la impotencia, la angustia, la inseguridad y la soledad, terreno abonado al autoritarismo y al fascismo. Anota que el derecho de expresar nuestros pensamientos sólo tiene sentido si somos capaces de tener pensamientos propios. Entiende por original, no el hecho de que una idea no haya sido pensada antes por algún otro, sino que se derive de su propia actividad que represente su pensamiento. Enfatiza que en nuestra cultura, la educación frecuentemente conduce a la eliminación de la espontaneidad y a la adopción de deseos impuestos desde afuera. Al niño se le enseña a experimentar sentimientos ajenos y termina convertido en autómata que muestra simpatía, amistad, alegría sin que verdaderamente lo sienta. Nuestra sociedad desaprueba las emociones y con ello castra todo pensamiento creador y cualquier actividad espontánea. Ser “emotivo” – anota Fromm- se ha vuelto sinónimo de ser enfermizo o desequilibrado. Así queda debilitado notablemente el individuo, su pensamiento se empobrece y se achata.

Mucha relación encontramos entre lo que Kant considera mayoría de edad y la libertad: “pensar por sí mismos, colocarnos en el lugar del otro y ser consecuentes”. Sin esta libertad, así concebida, no podríamos, en el caso colombiano, organizarnos y consolidarnos en sociedad civil, que tanta falta hace.

Aquellos maestros que educan para la libertad nunca se olvidan. El inolvidable maestro de Simón Bolívar fue don Simón Rodríguez, quien no obstante sus excentricidades que no es necesario detallar, grabó en su alma juvenil los conocimientos generales y los principios filosóficos que orientan su existencia. Por eso en cierta ocasión, Bolívar decidido a llenarse de gloria, le escribe: “…Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló … No he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles…”

ARTICULOS RELACIONADOS

NOTICIAS RECIENTES

spot_img