Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
La resiliencia es la capacidad de adaptarse de una manera positiva a situaciones adversas. En este contexto, se requiere una habilidad imprescindible: la determinación. Hace un par de semanas, estaba hablando de diferentes situaciones que se han presentado en mi vida, pero desde el punto de vista de la determinación, no como aquella persona invencible que aparentan algunos oradores motivacionales, quienes en algunas ocasiones indican que han superado las situaciones más adversas y están frente a un público para presentar sus hazañas. Por el contrario, desde el punto de vista humano, y presentando la cantidad de obstáculos que se deben sortear para alcanzar una meta. Frente al público, esa mañana sonaba constantemente una palabra en mi cabeza: la determinación, un elemento que juega un papel fundamental para alcanzar las metas y sobreponerse a situaciones que nos impiden llegar a estas.
En este artículo, hablaremos de la determinación y cómo, a través de esta, se pueden lograr objetivos que parecían imposibles o, de otra manera, se pudieron quedar en el camino abandonados. Existe una necesidad imperiosa en el entorno académico o corporativo donde las personas deben mantenerse actualizadas, ya sea a través de publicaciones o adquiriendo nuevos conocimientos, los cuales deben demostrarse a través de largas horas de estudio que posiblemente terminan en un examen, lo cual resulta en una certificación. En realidad, no importa cuántas veces se haya intentado lograr un puntaje que permita pasar la prueba; es decir, no se cuenta la cantidad de pruebas fallidas, sino lo importante es el intento que permite pasarla.
Una teoría sugiere que aprendemos a través de la práctica continua y con la frustración de los errores; es importante identificarlos e intentarlo de nuevo. Algo que aprendí en primera persona, estudiando matemáticas especiales en mi periodo universitario, la determinación para continuar mi carrera y evitar perder el cupo en la universidad me llevó a largas noches de estudio, interminables tardes en la biblioteca, cuyo resultado fue un título universitario. En ese contexto, nadie se pregunta el esfuerzo realizado frente al logro alcanzado. De igual manera, sucede con los eventos en la vida, donde es importante alcanzar una meta y no cuántas veces fallaste antes de lograrlo.
Un factor esencial es la autodeterminación, la cual se enfoca en la motivación interna. Mientras que para algunas personas puede tratarse de lograr una meta para alardear de sus logros, otra podría verlo como una necesidad que le impone la industria o su cargo, y aquella que consigue la meta porque tiene curiosidad de aprender o expandir su conocimiento. Los tres casos son válidos en diferentes contextos; lo importante está en cuál es el motivador interno y si ese motivador interno está apoyando una causa superior, como una meta personal a largo plazo, el apoyo a la comunidad o contribuir a través del trabajo a generar una sociedad mejor.
La claridad en el propósito frente a las metas es fundamental para entender cómo estas encajan en unos objetivos generales que permiten el crecimiento personal o profesional. Cuando una persona tiene claridad en el propósito, se basa en la determinación para conseguir las metas y saber que, en el momento de alcanzarlas, se ha logrado un paso más en el camino. Esa es la diferencia frente a aquellas personas que alcanzan un objetivo y no saben qué hacer después de lograrlo.




