jueves, marzo 13, 2025
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Desafíos con esperanza

Por: Sebastián Silva-Iragorri

En el fondo desafiar es provocar y eso precisamente es lo que está pasando hoy en Colombia y puede llevarnos a graves respuestas. ¿Cómo no va a ser un desafío proponer durante toda una campaña el cambio y la lucha contra la corrupción y luego designar un ministro del Interior con muchos interrogantes en varias áreas, incluso en la penal y con investigaciones en curso adelantadas por la Corte Suprema de Justicia? ¿Cuál cambio puede haber cuando se trae al gabinete a alguien de quien en el mismo gobierno catalogan como un “mago” para conquistar votos, recursos económicos y adeptos como sea? Se derrumban entonces varias de las columnas con las cuales se edificó la campaña del candidato hoy presidente.

Otro desafío es volver a armar un grupo electoral que como se dijo la vez pasada puede apartarse de la ética con tal de conseguir los objetivos. Regresa Roy Barreras y también se integrará Cristo Bustos y demás “magos” electorales para conformar la opción de izquierda que aspira a continuar en el poder.

Se habla de la distribución de mucho dinero en especial a través del Departamento de Prosperidad Social dirigido por uno de los aspirantes a la presidencia por el llamado Pacto Histórico y si a eso le sumamos la ocupación armada de extensos territorios del País la situación se complica sobre manera con votos por halagos y votos por armas. Lo grave es que en una encuesta reciente se revelan los principales problemas generales hoy de Colombia señalados por la gente en las calles y nos damos cuenta, que la situación amerita un gran cambio, este si de verdad, para corregir y enderezar el camino y encontrar otra vez la senda histórica que debemos recorrer para acercarnos a la justicia social. Los principales problemas denunciados por la propia ciudadanía son: desastre de la salud; inseguridad; corrupción a todo nivel; desempleo; costo de vida y fallas en la educación. Estos son algunos de los innumerables riesgos que hoy afronta Colombia. Continuar con la misma tendencia sería premiar la incompetencia, la agresión y la tergiversación histórica diaria. Después de largas alocuciones, repetidos discursos y de la publicidad de un canal oficial colocado al servicio del gobierno la imagen presidencial sigue en deterioro, ya va en el 63 % de desaprobación, lo cual es ya una tendencia que solo el dinero y las armas podrían revertir. Notamos un silencio total de los órganos de control, nadie previene, ni investiga, ni sanciona, se contentan con aplicar todo el peso de la ley a alcaldes de municipios pequeños, lejanos y apartados y con eso creen conseguir liderazgos de acción contra la corrupción. No, la corrupción campea desde los palacios de gobierno hasta las bases de reclutamiento de jóvenes con dineros para que no maten. La gran pregunta a casi un año de inicio de elecciones parlamentarias es ¿Cómo arreglar todo esto? La clave está, y lo repito por enésima vez, en la unión de todos los partidos y movimientos que han manifestado su desacuerdo con el manejo que se le está dando a la República y consolidar ese bloque con una alternativa fuerte, de carácter y conocimiento, invitando a los abstencionistas e indiferentes a sumarse a esta gran cruzada nacional. Suficiente dosis hemos recibido de cómo gobierna este sector de la izquierda que parece solo moverse por apetitos personales y estrategias perversas. Ha llegado la hora de la unión, el trabajo duro y la esperanza. Hay que fortalecer una cultura audaz, digna, con valores, representativa y sobre todo decidida. No puede haber indiferencia en momentos en que se va a jugar el destino futuro de la Patria traduciendo toda esa inconformidad que se siente y vive en las calles en una gran corriente de opinión que triunfe limpia y transparentemente en marzo, mayo y junio de 2026 si llegare a haber segunda vuelta. Este debe ser el propósito al aceptar los desafíos, enfrentarlos y cambiar la historia.

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