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InicioOPINIÓN“Deja que la denmocracia se hunda”

“Deja que la denmocracia se hunda”

Roberto Rodríguez Fernandez – rrfernandez@unicauca.edu.co

Hagamos un ejercicio mental: imaginemos un país, una gran potencia mundial con un sistema electoral obsoleto, en el cual sus ciudadanos eligen como presidente a un magnate, por supuesto un empresario acusado y hasta condenado judicialmente.

Este presidente nombra al mas rico de todos sus amigos para que se encargue de conducir al país hacia la total eficiencia (económica), con los objetivos claros de desmantelar la burocracia estatal y recortar los gastos oficiales, sobre todo los de carácter social. Y ocurre que -a pesar de la muy segura afectación a los derechos y libertades- el pueblo aplaude ese nombramiento.

Agreguemos también que nombra a un periodista, uno de los tantos ultraconservadores y misóginos que lo rodean, como jefe de la inteligencia militar del país, lo cual -por supuesto- también es celebrado por los medios de comunicación y por las masas ciudadanas en general. Y pensemos en que una exgobernadora militarista será la encargada del tratamiento a los problemas que traen las migraciones, con la exclusiva meta de realizar deportaciones masivas.

Así las cosas, en este panorama, en el que los ciudadanos prefieren el autoritarismo y las violencias así pierdan parte de sus garantías legales o sean insultados, tendríamos que entender que a jóvenes, latinos, afrodescendientes y trabajadores los miedos los han llevado a creer en las propuestas populistas de “proteccionismo económico” y de “rechazo a los migrantes” que les prometió el presidente en su campaña.

El ejercicio consiste en acompañar a estas poblaciones -manipuladas, desesperadas- en sus reflexiones:

  • No encuentran ya soluciones en el liberalismo político.
  • No son reales los derechos individuales, y menos los colectivos.
  • La democracia representativa es ahora algo no confiable.
  • El Estado de Derecho no cumple con ninguno de sus objetivos.
  • Las legislaciones no superan el nivel de una eficacia simbólica.
  • Las políticas públicas se construyen y desarrollan en beneficio de élites y empresas.
  • El “principio de legalidad” y el “principio de autoridad” son solo retóricas, en los que pocos creen o respetan. (Los derechos fundamentales aparecen como democráticos en teoría y antidemocráticos en la práctica)
  • Los poderes públicos ya no están divididos en “ramas”, ahora están unificados en los regímenes presidencialistas, que son “gerenciados”.
  • Las fuerzas armadas del Estado hacen alianzas con las delincuencias.
  • Los poderes regionales y locales están condicionados por mafias y/o grupos armados.

En otras palabras, los nuevos gobernantes creen estar siendo parte de “una misión sagrada” como sería salvar al país de izquierdistas y progresistas que solo buscan acabar con el mundo libre, la civilización occidental.

Pregunto:

¿Usted acompaña a estos ciudadanos que buscan “hundir la democracia”, tal como dijo uno de los ahora “héroes”?

¿Qué criterios de justicia se podrán aplicar en este contexto? (¿Seguramente la teoría de Robert Nozick, de la “justicia radicalmente individualista”?)

¿Jóvenes, latinos, negros y trabajadores están enojados y buscan un cambio real, así sea con los ultraconservadores?

Este imaginario país potencia, por supuesto no existe, y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Y este ejercicio solo busca debatir los conceptos de un régimen que, como dice un conocido profesor universitario, “a pesar de todos sus males, es lo mejor que hay”. ¿Será cierto?

¿Usted que opina?

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