jueves, junio 19, 2025
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Clases de “clase”…

Por Eduardo Nates López

La generosidad y la grandeza siempre serán valores inherentes a unas personas que los ejercerán aún con su propio sacrificio… No se puede calificar diferente el gesto del expresidente Álvaro Uribe, cuando le pidieron el favor de intervenir en la solución de uno de los trances más críticos por los que ha atravesado este gobierno errático, díscolo, improvisador y peligroso, de Gustavo Petro.

No es necesario abundar en minucias del incidente, pues nadie ignoró la gravedad de la “metida de pata” (por calificarla suave) de Petro, el domingo 26 de enero pasado, a la madrugada, cuando, -no se sabe en qué estado- decidió acordarse de la dignidad de alrededor de 150 colombianos, que venían deportados, por haber ingresado de forma ilegal a los Estados Unidos (hoy van más de 300). En el primer año completo de gobierno Petro (2023) pidieron asilo tantos colombianos como en toda la década anterior (2013-2022): ¡190.868!…

Los hechos son tozudos: Trump es un fenómeno político incalculable (con sus claro-oscuros, pero derrotador del poder de los Bush, luego a los Clinton, y recientemente a los Biden-Obama) en el país más importante del orbe. Es el hombre más poderoso del mundo. Ofreció luchar contra varios problemas graves de su país, como la migración ilegal. A los 3 días de posesionado ya estaba cumpliendo sus promesas de campaña. Comenzó a devolver inmigrantes ilegales a sus países, sin contemplación alguna. Colombia es muy importante para Estados Unidos: Es proveedor de productos especiales como petróleo, carbón, flores, café, etc… Pero también les manda casi toda la producción de cocaína (como mayor productor del mundo). Y también buena cantidad de inmigrantes ilegales. Trump despacha un par de aviones con deportados; Se autoriza su ingreso a Colombia, y, de pronto, a las tres de la mañana, el presidente de Colombia decide negar el aterrizaje de esas naves… y empieza a trinar babosadas contra Trump! Pregunto: ¿Quién no se emberraca?

Mientras tanto en Bogotá, ¡el Canciller Murillo, el embajador de Colombia en E.U. Daniel García-Peña; el proyecto de Canciller Laura Sarabia y otros funcionarios veían llegar el derrumbe del país, en sus manos! … ¿Quién no se angustia? (…Y Petro amanecido en una isla venezolana…)

De pronto la Providencia Divina mandó a la cabeza de Laurita la idea de llamar al “salvador de la patria” y tuvo la entereza de hacerlo: “¿Aló? …¿Con el expresidente Álvaro Uribe?” … “Siii. ¿Quién habla?”… “Laura Sarabia, doctor Uribe”… “Estamos desesperados”… “Petro la embarró y se puso a pelear con Trump y van a quebrar el país…” “¡Por favor!”… “llame a sus amigos en Estados Unidos y dígales que pueden mandar los deportados otra vez… Que nosotros nos encargamos de controlar a Petro -cuando aparezca-, pero que no vayan a hacer nada de lo que están planeando”… “A ver, hijita”… “Voy a ver qué puedo hacer, porque me preocupa muchísimo mi país”… “Muchas gracias, Presidente Uribe, quedamos pendientes…” Y se cumplió el vaticinio: Laurita pasó de consueta y celestina de amaneceres presidenciales a Canciller de la República… ¡Innegable el ascenso! …

El lunes por la tarde comenzaron a llegar las noticias de que el gobierno americano había reconsiderado su posición de aplicar sobretasas y castigos a los negocios con Colombia y que normalizaría su actitud hacia nuestro país, incluyendo la expedición de las visas…

Queda relatado el incidente que estuvo a punto de acabar con la economía y con la paz social y política características de una (mal que bien) democracia participativa, ejemplo en Latinoamérica…Toda esta secuencia calamitosa de la cosa pública en manos de Petro da la razón al Maestro Juan Esteban: “Nos hubiera ido mejor con Incitatus -el caballo de Calígula-, que con caudillos delirantes, pueriles, narcisistas y egomaníacos…”

Y en nuestros corazones vuelve a latir la gratitud con el expresidente Álvaro Uribe, quien sin ostentaciones ni aspavientos antepone su amor por Colombia a triunfos políticos y pasa por encima de insultos y agresiones de quienes se encontraron con el poder y no saben qué hacer con él. Me suena imaginariamente una frase con la que mi mamá, (una mujer sencilla y muy inteligente) hubiera definido este asunto: “Eso es clase, mijo…”

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