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Ciudadanía activa en Popayán, el Cauca y Colombia para el 2025

Por: Juan Pablo Matta Casas

El 2025 llega con enormes desafíos para el Cauca, Popayán y el país en general. La incertidumbre que marcó el año que termina no ha disminuido, y las amenazas de seguridad, el deterioro del orden público y una crispación social creciente son realidades que no podemos ignorar. Sin embargo, más allá de la coyuntura, lo que está en juego es la sostenibilidad de la democracia y la posibilidad de evitar que la sociedad caiga en el abismo del populismo y la polarización.

El Cauca sigue siendo una de las regiones más golpeadas por la violencia en Colombia. La presencia de múltiples actores armados, la disputa por territorios estratégicos y el narcotráfico han convertido a varios municipios en escenarios de guerra sin tregua. Durante el 2024, la Defensoría del Pueblo emitió alertas tempranas en varios municipios debido a los constantes enfrentamientos y el riesgo latente para la población civil.

Popayán no solo enfrenta problemas de seguridad urbana, sino que ha sido epicentro de protestas, bloqueos y enfrentamientos que han afectado su economía y calidad de vida. Durante el 2024, vimos cómo la crispación social creció, alimentada por sectores políticos que aspiran crecer a través de la generación de odio social.

El 2025 debe ser el año en el que Popayán recupere su vocación de ciudad universitaria y de servicios. No se puede seguir permitiendo que la protesta social derive en vandalismo ni que los grupos políticos radicales manipulen a los sectores más vulnerables para sus propios fines. La seguridad en Popayán no es un tema menor; si no se controla la creciente delincuencia y los brotes de violencia, la ciudad seguirá perdiendo competitividad y atractivo para la inversión.

Además, es fundamental que la ciudad trabaje en un proceso de reconciliación social. Las diferencias políticas y sociales no pueden ser excusa para la destrucción. Los ciudadanos deben recuperar el espacio público, apropiarse de su entorno y buscar soluciones reales a las problemáticas que los afectan. La reconstrucción del tejido social en Popayán es clave para evitar que la polarización siga profundizando las divisiones entre sus habitantes.

A nivel nacional, el 2025 será un año de definiciones políticas cruciales. Colombia sigue atrapada en un ciclo de crispación donde el populismo ha encontrado un caldo de cultivo perfecto. Las narrativas que dividen a la sociedad en “pueblo” y “élite”, en “opresores” y “oprimidos”, han sido utilizadas con éxito por sectores políticos que buscan consolidar su poder en medio del caos. La polarización no es un fenómeno espontáneo, es una herramienta de control que mantiene a la ciudadanía distraída mientras se toman decisiones que afectan la institucionalidad del país.

La mejor forma de combatir el populismo es con una ciudadanía crítica y activa. No basta con indignarse en redes sociales o quejarse de la situación del país; es necesario que los ciudadanos se involucren en la política de manera directa. Esto implica ejercer un voto informado, participar en debates públicos, exigir transparencia en la gestión pública y defender los valores democráticos frente a los intentos de manipulación.

El populismo prospera en sociedades desmovilizadas, en ciudadanos que han perdido la fe en las instituciones y prefieren delegar su destino en líderes mesiánicos que prometen soluciones inmediatas pero que, en el fondo, solo buscan perpetuarse en el poder.

El nuevo año no traerá cambios si seguimos esperando que otros resuelvan los problemas. Es responsabilidad de todos, como ciudadanos, exigir que la seguridad en el Cauca sea una prioridad, que Popayán progrese y que Colombia no caiga en la trampa del socialismo. La democracia se defiende con participación, consensos y con la construcción permanente de una sociedad que no se deje llevar por discursos de odio y división.

A todos los caucanos, les deseo un 2025 lleno de oportunidades, pero, sobre todo, un año en el que asumamos la responsabilidad de nuestro futuro. No permitamos que el miedo, la apatía o la manipulación nos arrebaten el derecho a decidir el futuro de nuestra tierra.

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