Por Eduardo Nates López.
Entre los resentimientos de Gustavo Petro, -que no son pocos-, en cuanto a lo social, es inocultable que no superó la derrota que le propinó Iván Duque, que lo llevó a quedarse sentado en el Congreso cuatro años más, mirando a quienes le habían faltado en su congregación perdedora… Y la aparecieron las soluciones en las olorosas fichas del santismo, como: Alfonso Prada, Juan Fernando Cristo, Roy Barreras y, especialmente “Armandito” Benedetti, de quienes hizo abstracción de su pasado que ha lindado estratégicamente con los variopintos tipos consagrados en el Código Penal. Con ellos constituyó lo que se reconoció como “Frente Amplio”, basado indiscutiblemente en “El Principio Guanumen” creación filosófica del “excelso” Embajador de Colombia en la otrora importante República de Chile. Es necesario recordar que este axioma se basa en la posibilidad de “correr la línea ética” en la medida que las necesidades lo requieran… (Y ¡vaya… si lo han aplicado con generosidad y desvergüenza infinitas!).
No solo por la homonimia con su padre, reconocido periodista costeño, sino por llevar también el mismo apellido de ese insigne poeta Mario Benedetti, gloria de las letras uruguayas y del idioma castellano, nuestro “Armandito” debería ser un tris cuidadoso de su conducta pública, pero todo parece indicar que le importa un “ceueleo”… Las letras iniciales de su apellido: Bene… dan para detenerse en su significado en español: Bueno… y la palabra “Benedicto” puede ser traducida del latín como: “bien hablado,” lo que en el caso del hoy funcionario estrella del gobierno Petro, sería una paradoja inmensa, pues solo basta recordar el vulgar palabrerío que le grabaron en una conversación con su exasistente Laura Sarabia, cuando ya esta logró entronizarse en las entrañas del propio presidente y su gobierno, y Armandito, en tono quejoso y resentido, le recordaba el aporte de nada menos que ¡quince mil millones de pesos! que él había conseguido para la campaña presidencial, de un origen por lo menos oculto…
Jamás, la zalamería de Armandito Benedetti, (con Uribe en dos periodos y con Santos otros dos), le rindió tanto como en el gobierno del “Cambio” pues en 30 meses de gobierno petrista ha disfrutado de la nómina oficial en envidiables posiciones como la Embajada de Colombia en Venezuela; Embajada de Colombia en la FAO, con sede en Roma; Jefe de Despacho Presidencial y Ministro del Interior… Francamente, no alcanza ni a desbaratar la maleta cuando ya lo están promoviendo a otro cargo mejor. Haciendo uso de la “Ley Transitiva del amor masculino”, podríamos decir que “tanto ama Gustavo Bolívar a Gustavo Petro como Gustavo Petro a Armando Benedetti”… pues fue capaz de enfrentarse con sus más leales escuderos cuando estos le recriminaron el acercamiento con Benedetti… y despedazó el gabinete ministerial con tal de consentir a Armandito, así este cargue sobre sus hombros actualmente siete (7) procesos judiciales… (Y los que faltan…)
No solo es una vergüenza lo que sucede actualmente en el alto gobierno sino la enorme preocupación que a una gran mayoría de colombianos agobia, en el sentido de la dificultad que afrontaremos para recuperarnos de todos los perjuicios sociales, económicos y políticos que este tal “Gobierno del Cambio” está causando de manera sistemática… Y lo que falta en estos interminables 18 meses venideros…
Pero para terminar este artículo con algo de humor negro, que nos saque una sonrisa, a propósito del personaje de marras a quien hemos venido haciendo referencia, quiero recordar una simpática anécdota que me refirió el conocido y recordado político caucano Aurelio Iragorri Hormaza, sobre el en ese entonces compañero senador Benedetti, cuando este en un debate en el Senado, lo interpeló irónicamente exigiéndole un dictamen de un médico geriatra sobre sus condiciones de salud… Y al instante Iragorri le respondió que con mucho gusto lo presentaría, pero que a su vez Benedetti aportara un dictamen sobre el estado de sus cornetes nasales…