La emblemática cantante y folclorista Leonor González Mina, conocida como la ‘Negra Grande de Colombia’, murió a los 90 años, dejando un legado invaluable en la música y cultura afrocolombiana.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
El 27 de noviembre de 2024, Colombia perdió a una de sus más grandes exponentes culturales: Leonor González Mina, cariñosamente llamada la ‘Negra Grande de Colombia’. A los 90 años, su partida marca el fin de una era en la que su voz y presencia escénica fueron fundamentales para la difusión y preservación de la música folclórica del país.
Nacida el 16 de junio de 1934 en la vereda de Robles, Jamundí, Valle del Cauca, González Mina inició su carrera artística como bailarina en el Ballet Folclórico de Delia y Manuel Zapata Olivella. Fue en París, durante una presentación con esta compañía, donde debutó como cantante, cautivando al público con su talento vocal. Este acontecimiento marcó el inicio de una trayectoria que la llevaría a convertirse en un ícono de la música colombiana.
En 1964, lanzó su primer disco titulado “Cantos de mi tierra y de mi raza“, bajo el sello Sonolux. Este trabajo incluyó canciones que se convertirían en clásicos, como “Mi Buenaventura” y “Navidad Negra“. Su capacidad para interpretar diversos géneros, desde boleros hasta ritmos del Caribe y el Pacífico, la consolidó como una artista versátil y comprometida con la riqueza cultural de Colombia.
A lo largo de su carrera, González Mina llevó la música colombiana a escenarios internacionales, realizando giras por países como Venezuela, Chile, Costa Rica, México, Estados Unidos y varias naciones europeas. Su participación en el Festival de la OTI en 1975, donde interpretó “Campesino de ciudad“, le valió el primer premio en la categoría de Intérprete, destacando su habilidad para transmitir las realidades sociales a través de la música.
La influencia de González Mina trasciende generaciones. Su interpretación de “Yo me llamo cumbia” se ha convertido en un himno que representa la diversidad y riqueza cultural del país. Su capacidad para fusionar ritmos y su profunda conexión con las raíces afrocolombianas la posicionaron como una figura central en la construcción de la identidad musical nacional.
La noticia de su fallecimiento fue confirmada por sus familiares y rápidamente generó reacciones en todo el país. María del Socorro Vallejo, su mánager y amiga cercana, expresó: “Tuvo una muerte muy digna, pues había días en los que se le notaba deteriorada. Este día se arregló y luego murió. Su partida fue natural, sin enfermedades graves“.
