El presidente colombiano, Gustavo Petro, se adelantó al anuncio oficial de la administración de Donald Trump, calificando la decisión de “absurda” y señalando que las muertes en Colombia por el conflicto del narcotráfico son en vano si el problema no se aborda desde el consumo en Estados Unidos.
En un movimiento inesperado que ha sacudido las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos, el presidente colombiano, Gustavo Petro, reveló públicamente este lunes que la administración de Donald Trump ha descertificado a su país en la lucha contra el narcotráfico.
“Los Estados Unidos nos descertifican, después de decenas de muertes de policías, de soldados, de gente del común, tratando de evitar que les llegue la cocaína”, expresó Petro con un tono de indignación. Sus palabras no solo confirmaron una decisión inminente por parte de la Casa Blanca, sino que también plantearon una crítica profunda y directa a la política antidrogas de Estados Unidos, que a su juicio, pone todo el peso de la responsabilidad en los países productores.
Petro argumentó que los sacrificios hechos por el pueblo colombiano en la guerra contra las drogas han sido, en gran medida, para proteger a la sociedad estadounidense del consumo de estupefacientes. “Todo lo que hacemos realmente no tiene que ver con el pueblo colombiano, sino para impedir que la sociedad norteamericana se embadurne las narices”, afirmó, despojando a la lucha de cualquier idealismo y presentándola como un servicio impuesto y costoso.
Las declaraciones del mandatario colombiano resonaron con fuerza, ya que se producen en un momento de tensión en las relaciones diplomáticas y en un contexto de replanteamiento de la estrategia antidrogas por parte del gobierno colombiano. El presidente Petro ha sido un defensor de la necesidad de un enfoque más integral que aborde no solo la oferta (producción), sino también la demanda (consumo), una postura que choca con la visión tradicional de Estados Unidos.
Minutos después de las declaraciones de Petro, un memorando firmado por el presidente Donald Trump confirmó lo que el mandatario colombiano había adelantado. El documento, en cumplimiento de la Sección 706(2)(A) del Acto de Asistencia Extranjera, designó a Colombia, junto con Afganistán, Bolivia, Birmania y Venezuela, como países que han “incumplido de manera demostrable” sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales contra el narcotráfico.
La declaración, hecha durante un consejo de ministros, se anticipó al anuncio oficial de Washington y desató una ola de reacciones y debates sobre la efectividad de la política antidrogas y la cooperación bilateral.
Esta descertificación, aunque no es la primera que Colombia recibe, tiene un peso particular por el contexto político actual. Bajo la presidencia de Gustavo Petro, las relaciones con Estados Unidos han mantenido un curso de pragmatismo, pero con divergencias notables en temas como la lucha contra las drogas y la política energética. La decisión de Trump, por tanto, puede interpretarse como una manifestación de esas diferencias.
Históricamente, la descertificación ha implicado una serie de sanciones y restricciones en la ayuda económica y militar de Estados Unidos. Sin embargo, en la práctica, las implicaciones pueden variar. La medida puede ser más simbólica que restrictiva, dependiendo de las exenciones que el presidente de Estados Unidos pueda otorgar. Aún así, el mensaje político es claro: Washington considera que los esfuerzos de Bogotá son insuficientes o que su estrategia actual no se alinea con los intereses norteamericanos.
La postura de Petro resuena con un sector de la opinión pública en Colombia que ha cuestionado el alto costo humano y social de la guerra contra las drogas, y la poca reciprocidad por parte de los países consumidores. Su mensaje parece buscar un cambio de paradigma, donde la corresponsabilidad sea el eje central y el problema no se limite a la represión de la producción, sino que se extienda a la atención de la salud pública en los países donde se consume.
Mientras tanto, la descertificación plantea un nuevo desafío para la política exterior colombiana. El gobierno deberá decidir si este es un momento para recalibrar la cooperación con Estados Unidos o si, por el contrario, debe reafirmar su soberanía y su enfoque de política interna, a pesar de las posibles repercusiones. Las palabras de Petro, cargadas de frustración, sugieren que Colombia está lista para tener esta conversación, y que ya no aceptará en silencio lo que percibe como una injusticia.
La noticia de la descertificación y la reacción del presidente Petro han puesto el foco en la necesidad de un debate global sobre la guerra contra las drogas. Colombia, que ha sufrido décadas de violencia y conflicto por este flagelo, vuelve a estar en el centro de la polémica, con su líder planteando una pregunta fundamental: ¿Es la guerra contra las drogas un fracaso si solo se lucha en un frente, y es justa si los países productores asumen todo el costo?
