El presidente Gustavo Petro viajará a Quito, Ecuador, entre el 24 y el 26 de mayo, para asistir a la posesión del presidente electo de ese país, Daniel Noboa.

Redacción El Liberal
El presidente Gustavo Petro viajará a Quito, Ecuador, entre el 24 y el 26 de mayo, para asistir a la posesión del presidente electo de ese país, Daniel Noboa.
Durante su ausencia, las funciones presidenciales serán asumidas por el ministro del Interior, Armando Benedetti, designado oficialmente como ministro delegatario.
En el documento se establece que Benedetti ejercerá temporalmente algunas de las atribuciones constitucionales del presidente, en cumplimiento del artículo 196 de la Constitución Política de Colombia.
La decisión quedó consignada en una misiva enviada al presidente del Senado, Efraín Cepeda, con fecha del 23 de mayo. En la comunicación oficial, el mandatario explicó:
“De conformidad con lo dispuesto en el artículo 196 de la Constitución Política, me permito por su digno conducto dar aviso al honorable Congreso de la República, de mi traslado a partir del día 24 de mayo de 2025, hacia la ciudad de Quito – República de Ecuador, con el fin de participar en la posesión de mando presidencial del señor Daniel Noboa, y participar en reuniones de trabajo. El regreso a Colombia será el día 26 de mayo de 2025″.
Asimismo, señaló que durante ese período, Benedetti ejercerá las funciones constitucionales y legales que le sean delegadas.
La asistencia de Petro a la ceremonia de Noboa no sería noticia destacada si no fuera por los antecedentes recientes de tensión entre ambos gobiernos. Desde el proceso electoral que llevó a Noboa a la reelección, el presidente colombiano mostró reservas sobre la legitimidad del mismo y fue enfático en no reconocer los resultados hasta que se presentaran las actas de cada mesa para verificación.
“El gobierno (de ese país) debe entregar las actas de cada mesa para ser verificadas. Hasta el momento me expresaré oficialmente”, escribió Petro en su cuenta de X, después de que la canciller colombiana, Laura Sarabia, ya hubiera emitido un mensaje de felicitación institucional.
La postura del jefe de Estado se sustentó, según sus propias declaraciones, en preocupaciones sobre la seguridad del proceso electoral ecuatoriano. En una declaración pública, expresó: “Los informes que recibo son preocupantes. Leonidas Isa, excandidato indígena, fue detenido unos días antes. Las zonas de mayoría de la oposición fueron puestas bajo estado de sitio y control militar dos días antes de las elecciones. La dirección de las elecciones siempre estuvo bajo vigilancia militar directa y armada con rostros en capucha. Cada mesa tuvo fuerte presencia militar uniformada y con armas. Hay veedores extranjeros que tuvimos que proteger porque tenían temor de no poder salir. Impidieron la salida del país de un veedor argentino”.
Uno de los puntos más sensibles en la relación entre Colombia y Ecuador se produjo cuando Petro ofreció asilo político a opositores ecuatorianos. En abril, el mandatario aseguró:
“Hay una lista negra de opositores en Ecuador que están siendo perseguidos. El Gobierno de Colombia le dará asilo a todo el que llegue a territorio colombiano”. Este pronunciamiento no fue bien recibido por el gobierno ecuatoriano y generó un impasse diplomático que se mantuvo latente hasta hace pocos días.
El aparente “deshielo” entre ambos presidentes ocurrió durante un breve encuentro en Ciudad del Vaticano, durante la misa en honor al papa León XIV, a la que asistieron múltiples líderes internacionales. Aunque no se conocen los detalles de esa conversación, el anuncio del viaje de Petro a Quito sugiere una normalización de las relaciones entre los dos gobiernos, o al menos, una intención de retomar el diálogo institucional.