El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez jugó un papel clave en la resolución de la reciente tensión diplomática entre Colombia y Estados Unidos, actuando como intermediario entre ambos gobiernos.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
En enero de 2025, Colombia y Estados Unidos enfrentaron una tensión diplomática significativa. La situación se originó tras declaraciones del presidente colombiano, Gustavo Petro, que fueron interpretadas como críticas a las políticas migratorias de Estados Unidos. Estas afirmaciones generaron malestar en Washington, llevando a una respuesta diplomática que tensó las relaciones bilaterales.
Ante este escenario, la canciller colombiana, Laura Sarabia, buscó la mediación del expresidente Álvaro Uribe Vélez para aliviar la situación. Según informes, Sarabia solicitó a Uribe que utilizara sus contactos en Washington, incluyendo al senador Marco Rubio, para facilitar un acercamiento y resolver el impasse diplomático.
Álvaro Uribe, quien mantuvo una relación cercana con Estados Unidos durante su presidencia (2002-2010), aceptó la solicitud y se comunicó con sus contactos en Washington. Su intervención fue bien recibida por funcionarios estadounidenses, quienes valoraron su experiencia y conocimiento en asuntos bilaterales.
La gestión de Uribe contribuyó a restablecer el diálogo entre ambos gobiernos, permitiendo una resolución pacífica de la crisis. Este episodio destaca la influencia y el papel continuo del expresidente en la política colombiana y en las relaciones internacionales del país.
Es importante señalar que, aunque Uribe es una figura polarizadora en Colombia, su intervención en este caso fue vista por muchos como un esfuerzo constructivo para mantener la estabilidad de las relaciones con Estados Unidos, un aliado clave para Colombia en diversos ámbitos, incluyendo la cooperación en seguridad y comercio.
