El Colectivo de artistas, Magdalenas por el Cauca, en cabeza de Yorlady Ruiz y Gabriel Posada presentó, el 28 de mayo, en la Plaza de Bolívar una instalación artística que denominaron “Laberinto de Ausencias” con fotografías de 4000 personas dadas por desaparecidas en el Eje Cafetero y el Valle del Cauca, entre noviembre del 2008 y diciembre de 2024.

Por: Stella Cano – Especial para El Liberal
Laberinto de Ausencias es una obra portentosa no solo por su intención, alcance y dimensión, sino también por su significado pues interpela al Estado, a las autoridades y a la sociedad en general, por la responsabilidad frente a un delito de lesa humanidad, como es la desaparición forzada de personas que continúa creciendo, en una sociedad que se niega emprender reformas estructurales que corrijan las causas de inequidad y conflicto social para conseguir una paz estable. Una sociedad que no logra apropiarse de valores como el respeto por la vida y la integridad, por la libertad y por el diálogo como mecanismo para la resolución de conflictos.
Recorrer el Laberinto es una experiencia fuerte y conmovedora, con diferentes vivencias. Es encontrar en las fotografías rostros cotidianos, en una colección en la que se exhiben también infantes y adultos mayores. Muchos lucen una sonrisa, unos expresan despreocupación, algunos, seriedad, otros, alegría, ilusión, seguridad, en fin… Todos como ajenos a la inminente realidad que les espera. Mientras caminamos por el Laberinto se escuchan comentarios como: “esa muchacha se veía mucho por el parque del Lago” “Yo conocí a este, era policía”. Y se presencian hechos como una señora que llevó una foto de su hermano tan desaparecido, que ni siquiera figuraba en el registro y claro, su foto no guardaba el mismo formato ni tamaño de las 4.000 expuestas. Incluso se encontraba alguien que ni foto tenía, solo aparecía un registro con sus datos. Muestras patéticas de la dimensión del fenómeno de la desaparición forzada en Colombia.
Pero esa es solo una cara de la tragedia. La otra, son las familias que viven entre el dolor de la pérdida, y la lucha, la angustia y la esperanza de encontrarlos vivos… o muertos para poder definir esa incertidumbre que les carcome y les impide continuar la cotidianidad de sus vidas, por el sentimiento de no saber el paradero de su ser querido.
Los artistas Yorlady y Gabriel tienen como motivo de inspiración y razón de su trabajo artístico desde hace más de 15 años, las víctimas de la desaparición forzada, uno de los crímenes declarados como de lesa humanidad, tanto en el Código penal colombiano como en el Estatuto de Roma. Y que según el informe del RUV Registro Único de Víctimas, al mes de septiembre de 2023, ascendía a 194.400 personas, cifra en la que se incluyen tanto víctimas directas como indirectas.
Además del valor artístico que tiene su trabajo, creo que el mayor mérito es esa manera que tienen ellos, Yorlady y Gabriel, de conectar con el dolor de las víctimas, en una sociedad que se ha vuelto insensible e indiferente, donde el sufrimiento ajeno es ya tan natural como el paisaje. Y el compromiso explícito de los artistas de contribuir con su creación y su talento, con procesos de transformación del dolor y de reconciliación cuando se logra , como en muchos casos, la ubicación o el encuentro de la persona desaparecida.