Son múltiples las problemáticas que afronta nuestro departamento de Cauca, debido a un descuido total por parte del estado que solo lo mira en época electoral

Por: Jesús Alberto Aguilar
Nuestro pan de cada día son los conflictos armados, el mal estado en las vías carreteables, el reclutamiento forzado, descuido total en la salud y educación de las comunidades, los continuos taponamientos de la carretera internacional, la falta de seguridad en los centros poblados y en las carreteras.
A esto se le suman las continuas marchas, todo por incumplimiento de los pactos, promesas o condiciones que se hacen cuando existen vías de hecho, además del caso omiso que se les hace a las alertas tempranas, que luego generan luto y tristeza; lo anterior no es de esta época, pues el territorio caucano viene siendo estigmatizado desde hace más de cincuenta años por diferentes gobiernos.
Por eso hacemos un breve recorderis de las promesas que se han hecho para sacar adelante el Cauca, y vale tener en cuenta, las palabras de Olga Behar, cuando afirma: “una sociedad que no sea suficientemente informada de su pasado no entenderá por que debe construir un futuro diferente”; porque aun en esta region estamos esperando que sin balas de por medio, se firmen los acuerdos de paz, buscando una oportunidad para construir un mejor vivir para los campesinos, afrodescendientes, indígenas y mestizos que ávidos se encuentran de que esto suceda.
Para muchas autoridades, empresarios, transportadores, estudiantes, amas de casa, comerciantes, entre otros, es preocupante la situación de zozobra que se vive en nuestro departamento de Cauca, ya que son personas que no participan directamente en las hostilidades que se viven en esta parte de Colombia y aspiran a ser tratadas con humanidad, sin distinción de alguna de índole basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio análogo; pues lo anterior los grandes dirigentes lo han detectado donde se aprecia que es una region menospreciada, a pesar de tener muchas riquezas, donde se vive a diario los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente en homicidios en todas sus formas, las mutilaciones, tratos crueles, la tortura, el secuestro, el reclutamiento, las extorsiones y los suplicios.
Si a eso le sumamos los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes y la incitación constante a la violencia, a las marchas, a las huelgas, cuando no se cumplen las pretensiones de algunos, que únicamente desembocara en desolación, destrucción y derramamiento de sangre.
En esta oportunidad la población civil no goza de la protección general necesaria contra los peligros procedentes de operaciones bélicas que se realizan, esperando no ser objeto de ataques que aterrorizan a los habitantes de diferentes sectores en áreas rurales como también urbanas, donde se han venido violando muchos protocolos.
Para el Cauca no son nuevas las experiencias de justicia transicional, cuando desde este territorio se han gestado acuerdos de paz y su respectiva implementación, además de otros procesos de similar naturaleza, que han contribuido en la memoria histórica, reparación y desmovilización de grupos armados ilegales (GAI), solo obteniendo quedar plasmadas en las memorias y en los anales donde creció el índice de derramamiento de sangre y una constante violación a los derechos humanos.
Ojalá nuestros padres de la patria sean los asiduos proponentes de buscar para este olvidado Cauca, los mecanismos necesarios donde se incluyan la justicia prospectiva y restaurativa; además de buscar tratamientos especiales, buscando beneficios, derechos y garantías, además de la participación efectiva de todas las personas afectadas por este flagelo que este territorio esta viviendo.
Se espera que las autoridades pongan sus granitos de arena para sacar adelante una extensa área ávida de paz, tranquilidad y que se encuentra en espera de un progreso venidero.