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Juan Cristóbal, el nuevo hombre de lo fundamental

Por: Camilo Vargas Sánchez – Pasto Nariño.  

Tiene 21 años, cabello rubio, mirada azul firme y una voz que no vacila al hablar de política. Es joven, pero no ingenuo; apasionado, pero no improvisado. Juan Cristóbal Zambrano López o como lo llaman en pasillos conservadores, “Juancris” no llegó a la política por accidente. Llegó porque su historia ya estaba escrita en tinta azul.

Nieto del exsenador y exgobernador (e) Carlos Guillermo López Dorado, sobrino de exalcalde y ex congresista, bisnieto de exalcalde, primo de varios secretarios departamentales, familiar de varios servidores públicos y testigo desde la cuna del debate público, Juan Cristóbal es lo que en Colombia llaman un “delfín” político, pero no uno que simplemente hereda poder. Él nada contra la corriente, sacude las aguas y agita las estructuras: un verdadero hombre tempestad en tiempos de apatía juvenil.

Nació en una familia con vocación de servicio, y la política la aprendió como otros aprenden a montar bicicleta: viendo, escuchando y luego haciéndolo con naturalidad. Su madre, ex coordinadora de patrimonio municipal, le enseñó el valor de la identidad cultural, y su abuelo, desde el Congreso, le mostró la dimensión nacional del liderazgo regional.

A los 20 años ya había sido directivo de campaña hacia la Alcaldía de Popayán. A los 21 ya era Coordinador Departamental de las Juventudes del Partido Conservador en el Cauca y Director de Asuntos Políticos de la Red Mundial de Jóvenes Políticos en Nariño. Vocero de candidaturas locales y autor de columnas incisivas sobre los problemas estructurales del suroccidente colombiano. Mientras otros jóvenes debaten en redes sociales, él lo hace en tarima, en directorios, en plazas y en medios.

Juan Cristóbal no es un político más. Es un activista con herencia, pero con discurso propio, que ha sabido distanciarse del clientelismo sin renunciar a la herencia. Sus banderas son claras: paz con Estado, juventud con propósito, territorio con dignidad. Ha sido crítico de los bloqueos, firme defensor del Cauca productivo y una voz incómoda en un departamento que no puede permitirse más indiferencia.

Su estilo es provocador y apasionado. A algunos les parece confrontacional. A otros, una bocanada de aire fresco en medio del cálculo frío que caracteriza a la política tradicional. Su temperamento le ha valido críticas y elogios, pero nunca indiferencia. Donde va, se siente su presencia, como una tormenta que anuncia cambio.

Se prepara para asumir nuevos desafíos electorales. Está recién electo como Consejero Municipal de Juventudes en el Consejo Municipal de Juventud de Popayán, y sus discursos ya han empezado a circular entre líderes nacionales. Incluso, a sus cortos 21 años, su nombre ya ha sido considerado para aspirar al Concejo Municipal o a la Asamblea Departamental, un reconocimiento que pocos de su edad pueden contar. Tres candidatos presidenciales ya han mencionado su nombre como posible ficha para el ViceMinisterio de Juventud o la creación de la Alta Consejería para la Juventud en 2026. Él responde con prudencia, pero sin ocultar que el futuro le interesa… y le pertenece.

Juan Cristóbal es, al fin y al cabo, un político del siglo XXI con alma de viejo orador. De esos que creen en la palabra, en el poder de las ideas y en la fuerza de la acción. Le llaman el Hombre de lo fundamental por su defensa a las tesis conservadoras y porque siempre va al hueso de lo que importa en su territorio y en su país: lo que duele, lo que mueve, lo que define. No llega a demoler, llega a remecer. Y en un país que a veces parece dormido, eso ya es una forma de construir.

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