Desde tempranas horas de este lunes, estudiantes del colegio Francisco Antonio de Ulloa salieron a las calles para exigir la salida del rector y el coordinador de la institución, señalando presuntas irregularidades en el manejo de los recursos de calidad y comportamientos inadecuados por parte de algunos docentes.

La manifestación, que inició en la mañana del 21 de julio, incluyó el bloqueo total de la calle 7 entre carreras 3 y 4, lo que ha generado afectaciones al tránsito vehicular en el centro de la ciudad. Con pancartas, consignas y cadenas humanas, los jóvenes expresaron su inconformidad con la administración del plantel educativo, exigiendo pronta intervención por parte de las autoridades competentes.
Según voceros estudiantiles, las razones de la protesta van más allá de una simple molestia administrativa. Denuncian que los recursos destinados al mejoramiento de la calidad educativa no se han invertido de manera adecuada y que existe un clima de intimidación, maltrato verbal y falta de empatía por parte de ciertos profesores. En varios carteles se podían leer mensajes como “La educación no se administra con miedo” y “Queremos un colegio digno y justo”.
“Nos cansamos de pedir soluciones por los canales institucionales. Lo que queremos es que nos escuchen y que se tomen medidas serias. Este colegio necesita cambios reales para garantizar un ambiente sano y respetuoso para todos”, declaró una estudiante de grado once, quien pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.
Hasta el momento, ni la Secretaría de Educación Municipal ni la dirección del colegio han emitido un comunicado oficial frente a las demandas de los estudiantes. Sin embargo, padres de familia y algunos docentes han manifestado su apoyo a la protesta, asegurando que es necesario revisar a fondo las denuncias para garantizar transparencia y respeto en el entorno educativo.
Las clases fueron suspendidas indefinidamente mientras se espera una respuesta institucional que permita abrir canales de diálogo y retomar la normalidad académica. Entretanto, la Policía Metropolitana hace presencia en la zona para evitar alteraciones del orden público y garantizar la seguridad de los manifestantes y transeúntes.
Esta jornada de protesta estudiantil evidencia una vez más las tensiones internas que pueden surgir cuando los jóvenes no se sienten representados ni escuchados por sus directivos. Los estudiantes, con voz firme, piden no solo el cambio de autoridades, sino también un compromiso real con una educación pública de calidad, libre de irregularidades y abusos.