Derechos de autor: Fundación Ecohabitats.
Descubierto en 2007 en la Serranía del Pinche, el zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae) se ha convertido en símbolo de esperanza y conservación para las comunidades del Cauca, que trabajan activamente para proteger su hábitat y preservar la biodiversidad de la región.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
En lo más alto de la Serranía del Pinche, en el municipio de Argelia, Cauca, habita un diminuto colibrí que ha capturado la atención de científicos y comunidades locales por igual. Conocido científicamente como Eriocnemis isabellae y popularmente como zamarrito del Pinche, esta especie fue descubierta en 2007 por los biólogos Luis Alfonso Ortega y Alexander Cortés. Desde entonces, se ha convertido en un emblema de la riqueza natural y la fragilidad de los ecosistemas colombianos.
Este colibrí, de apenas 9 a 10 centímetros de longitud, presenta un plumaje verde negruzco con una garganta bicolor azul violácea iridiscente y verde brillante. Su hábitat se limita a los bosques nubosos enanos de la Serranía del Pinche, entre los 2.600 y 2.900 metros de altitud. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo ha clasificado como “críticamente amenazado de extinción“, debido a su reducida área de distribución y a las amenazas que enfrenta su entorno, como la deforestación y la expansión agrícola.
A pesar de estos desafíos, las comunidades locales han tomado un papel activo en la conservación del zamarrito del Pinche. Desde 2008, organizaciones como la Fundación Ecohabitats, en colaboración con la Asociación Agroambiental Santa Clara El Pinche y la Corporación Autónoma Regional del Cauca, han trabajado en la implementación de planes de manejo y conservación. Estas iniciativas incluyen la creación de reservas naturales, programas de educación ambiental y la formación de monitores comunitarios que participan en el seguimiento de la biodiversidad local.
El compromiso de las comunidades ha llevado a la protección de aproximadamente 22.000 hectáreas de bosque, mediante acuerdos de conservación voluntarios. Estos esfuerzos no solo buscan preservar al zamarrito del Pinche, sino también fomentar un modelo de desarrollo sostenible que beneficie tanto al medio ambiente como a las poblaciones locales.
El zamarrito del Pinche, más allá de su belleza y singularidad, representa la capacidad de las comunidades para unirse en torno a la conservación de su entorno natural. Su historia es un recordatorio de que, incluso en medio de la adversidad, es posible encontrar esperanza y trabajar por un futuro más sostenible.