¿Sabía qué desde 2016 por medio de la sentencia número 18 del 10 de febrero del Juzgado Séptimo Administrativo se le ordenó a la Alcaldía de Popayán empezar la gestión del coso municipal?
Por Diego Alegría / Ciudadano payanés / Da.lopeza1@uniandes.edu.co
Cuando me enteré que un coso es otra manera de llamar a un centro de refugio o tenencia animal, quedé sorprendido por la desidia de la política payanesa para con los animales, casi diez años y hoy siguen siendo las fundaciones -en su mayoría- quienes asumen el rescate, cuidado y adopción de los animales domésticos abandonados en las calles de Popayán.
Sin ir tan lejos, la actual administración encabezada por Juan Carlos Bravo Muñoz y la anterior de Juan Carlos López “El Pollo”, han “abanderado” dentro de sus políticas la construcción del Centro de Bienestar Animal, pero este sigue sin funcionar, lo que me lleva a pensar si será muy difícil gestionar algo que la comunidad lleva años exigiendo o si el animalismo solo les importa por los votos que puede conseguir.
A día de hoy la Secretaría de Infraestructura afirma que tras una inversión superior a los 7.500 millones la infraestructura está lista para operar, que disculpen la molestia, pero que ellos solo tardaron cuatro años en entregar esta obra desde que se suscribió el contrato 20201800017897 con el cual iniciaban los estudios de consultoría para el diseño y construcción del CBA. Poco tiempo ¿no?
Y no es que falte equipamiento, ya que, según la Secretaría de Salud, están listos múltiples equipos especializados como “ecógrafo portátil, analizadores de hematología, química sanguínea, orina y hormonas, así como discos reactivos para múltiples perfiles clínicos […] y dispositivos para procedimientos quirúrgicos y de emergencia”, la lista de equipos de alta gama inutilizados es tan impresionante como la excusa para no usarlos: la Secretaría General no ha “entregado oficialmente” el predio.
Es triste y decepcionante que en la Alcaldía les haya tomado más de medio año -y lo que falta- en realizar gestiones administrativas para que los animales en estado de abandono tengan un lugar donde recibir atención puesto que las adecuaciones finalizaron el 19 de diciembre del anterior año.
¿Lo peor? Insisten en que trabajan “de manera comprometida” por el bienestar animal. Ante tal afirmación, solo puedo preguntarme en qué abismo de desatención caerían los gatos, perros y demás animales si esta administración no estuviera demostrando semejante celeridad y diligencia ejemplar con el CBA. ¡Menos mal que su compromiso los protege de… su propia inacción!
Lo último que tengo que decir sobre este tema es que seguirán sufriendo y falleciendo animales por nuestras nefastas decisiones políticas y la inanición de la burocracia local, la cual probablemente esté esperando a poder hacer otra campaña política para ahora sí -o quién sabe si no- poner a funcionar el CBA.
Mientras tanto, los animales de Popayán solo pueden esperar, preguntándose si algún día verán ese Centro de Bienestar porque con tanto discurso lo único que avanza es el reloj del desamparo y la desidia política.
