Tras la operación militar Perseo, que buscó recuperar el control de El Plateado de manos de las disidencias de las FARC, las tensiones continúan. Un reciente ataque con drones dejó 17 heridos, exacerbando la inseguridad en la región.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
La operación Perseo, una ofensiva militar destinada a recuperar el corregimiento de El Plateado, Cauca, de las disidencias de las FARC, logró la ocupación territorial por parte de las fuerzas del Estado. Sin embargo, el conflicto en la región está lejos de resolverse. Las tensiones entre el ejército y los grupos armados se han mantenido, y el reciente ataque con drones que dejó 17 personas heridas ha agudizado la sensación de inseguridad en la zona.
La operación, que comenzó hace varias semanas, fue un esfuerzo conjunto entre diferentes ramas de las fuerzas armadas colombianas para desmantelar una de las principales bases de las disidencias en la región. Aunque los militares han logrado ocupar El Plateado, las disidencias de las FARC, bajo el mando de Iván Mordisco, han continuado atacando de manera intermitente a las tropas y civiles.
Este ataque con drones, que afectó a varios soldados y civiles, ha sido un recordatorio doloroso de que el conflicto en el suroccidente del país está lejos de terminar. Las comunidades locales, atrapadas en medio del enfrentamiento, han manifestado su preocupación por la escalada de violencia y la falta de medidas de protección por parte del Estado.
Los efectos de la operación Perseo reflejan el desafío continuo que representan las disidencias para el gobierno de Gustavo Petro. A pesar de los esfuerzos por avanzar en un proceso de paz con grupos armados, las disidencias se han fortalecido en áreas como el Cauca, donde controlan rutas estratégicas del narcotráfico y ejercen un control territorial significativo.
El ataque con drones también revela un nuevo nivel de sofisticación en las tácticas de las disidencias, que han comenzado a utilizar tecnologías avanzadas en sus ofensivas. Esto supone un reto adicional para las fuerzas del Estado, que deben adaptarse rápidamente para enfrentar estas nuevas amenazas en un conflicto que sigue evolucionando.
A medida que las autoridades refuerzan su presencia en la región, la pregunta clave es si podrán mantener el control a largo plazo y restaurar la paz en una zona marcada por décadas de violencia.