En medio de crecientes tensiones comerciales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sellaron un nuevo acuerdo comercial entre ambas potencias, alcanzado este domingo en Escocia. La noticia ha generado reacciones dispares entre analistas, empresarios y gobiernos, debido a su impacto inmediato sobre los aranceles y al contexto político que rodea la movida.

Redacción El Liberal
El pacto establece una tarifa del 15 % para las importaciones europeas hacia EE. UU., cifra inferior al 30 % inicialmente amenazado por la Casa Blanca, pero aún por encima de los niveles previos. El acuerdo debe ser ratificado por los 27 Estados miembros del bloque europeo en una reunión programada para este mismo día.
Ursula von der Leyen también calificó el trato como beneficioso, aunque los términos exactos todavía no se han hecho públicos en su totalidad. Según trascendidos, algunos productos estratégicos —como aeronaves, madera y bebidas alcohólicas (salvo el vino)— contarían con exenciones especiales. A cambio, Europa se comprometería a aumentar sus compras de gas natural licuado y a fortalecer su inversión en suelo estadounidense.
¿Qué cambia con este acuerdo?
Hasta ahora, los productos europeos enfrentaban aranceles de hasta el 50 % (caso del acero y el aluminio), mientras los vehículos tenían un gravamen del 25 %. El nuevo techo del 15 % implica una reducción frente a lo que amenazaba Trump, pero sigue representando una carga adicional frente a lo que regía antes.
En simultáneo, esta decisión se enmarca dentro del ambicioso anuncio de Trump de firmar “90 acuerdos comerciales en 90 días”, como parte de su estrategia proteccionista de cara a la campaña presidencial. Según la Casa Blanca, este es el sexto acuerdo, tras pactos previos con Japón, Vietnam, Filipinas, Indonesia y Reino Unido.
Trump, en modo campaña: ¿éxito o necesidad?
A pesar del tono triunfalista, Trump enfrenta presiones internas. Las encuestas reflejan una caída en su nivel de aprobación: según Gallup, la confianza de los ciudadanos en su gestión bajó al 37 %, una disminución de 10 puntos frente a enero. En este contexto, sellar acuerdos comerciales se convierte no solo en un objetivo económico, sino en una herramienta clave para reposicionar su imagen ante el electorado.
Panorama incierto, pero estratégico
Aún resta conocer las implicaciones reales del acuerdo y cómo responderán los países europeos. Lo cierto es que Trump ha optado por el pragmatismo frente al conflicto, asegurando un pacto que puede apaciguar temporalmente las tensiones transatlánticas, mientras avanza en su carrera por la reelección con una bandera: “acuerdos, no guerras comerciales”.