miércoles, agosto 6, 2025
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Mercenarios colombianos bajo fuego en Sudán: grave señal de crisis transnacional

El gobierno sudanés asegura haber derribado un avión con mercenarios colombianos presuntamente al servicio del grupo paramilitar RSF. La acusación, que incluye a Emiratos Árabes como financista, desata una controversia internacional con implicaciones para Colombia y la seguridad africana.

Por: Redacción El Liberal

El 6 de agosto, la televisión estatal de Sudán anunció que su Ejército derribó una aeronave vinculada a Emiratos Árabes Unidos con presuntos mercenarios colombianos a bordo, acusados de colaborar con las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar en conflicto con el Estado. El hecho, aún sin imágenes verificadas, fue presentado como una victoria militar y alimenta la preocupación global por la creciente participación extranjera en la guerra civil sudanesa.

Una guerra extranjera, combatida por hispanohablantes

La guerra civil sudanesa, desatada en abril de 2023 tras la ruptura entre el Ejército regular y las RSF, ha cobrado más de 40.000 vidas y generado una crisis humanitaria de escala monumental. En este contexto, el derribo del avión se enmarca dentro de las crecientes denuncias de injerencia internacional. Según la cancillería sudanesa, Abu Dabi ha financiado activamente a combatientes extranjeros, entre ellos, exmilitares colombianos.

Imágenes compartidas en redes sociales y reportes de medios como The Sudan Tribune revelan la presencia de mercenarios hispanohablantes en zonas de combate, incluyendo el campo de Zamzam, convertido en base paramilitar. Más grave aún: videos muestran a colombianos entrenando a menores sudaneses con armas de largo alcance, una práctica que constituye crimen de guerra bajo estatutos internacionales.

Implicaciones para Colombia y la región

Colombia, hasta el momento, no se ha pronunciado oficialmente sobre estas acusaciones. Sin embargo, las implicaciones son profundas. La participación de ciudadanos colombianos en conflictos armados fuera del país ha sido motivo de controversia desde hace más de una década, pero los recientes reportes abren la puerta a investigaciones internacionales. El uso de menores soldados y la supuesta complicidad con crímenes de guerra podrían derivar en acciones diplomáticas o judiciales contra involucrados y financistas.

El fenómeno también refleja una industria paralela: la exportación de fuerza militar entrenada. Excombatientes de guerrillas, paramilitares y Ejército han encontrado en los conflictos ajenos un nuevo escenario de empleo, en muchos casos al margen de la ley internacional. Sudán asegura tener ‘pruebas irrefutables’ de la financiación emiratí y del reclutamiento de latinoamericanos, aunque no han sido aún presentadas ante organismos multilaterales.

Una guerra que se internacionaliza

El derribo del avión marca un nuevo punto de quiebre en la narrativa del conflicto. Si se confirma la participación activa de potencias extranjeras y mercenarios, el escenario sudanés podría pasar de guerra civil a guerra por poder internacional, arrastrando consigo a terceros países como Colombia. Mientras tanto, la población civil sigue siendo la principal víctima: desplazamientos forzados, limpieza étnica, violencia sexual y ahora, niños soldados.

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