“En los procesos de sanación a través de la medicina y de la espiritualidad, la fe juega un papel muy importante, pero a veces no es tan necesario que la persona crea”.



Por Antonio María Alarcón Reyna
“Los sobanderos, curanderos, parteras, son médicos tradicionales que ejercen su actividad mediante el uso de costumbres y usos ancestrales donde los secretos sirven para curar el mal de ojo, el espanto, los dolores de muela, las fracturas y muchas dolencias en los seres humanos. Así mismo, curaban los gusanos y plagas en animales como el ganado, los equinos y los cerdos. Tienen la virtud que a través de sus rezos, oraciones o secretos, pueden hacer las curaciones a distancia y son igual de efectivas como si fueran presenciales”.
“Hay otro uso de yerbas y plantas medicinales con los que se hace un sahumerio y en medio de oraciones y rezos, el paciente se somete a su humo, con el fin de espantar los malos espíritus”.
“Hay algunos procedimientos que se llaman cruzados, que se usan para lograr equilibrio físico y espiritual, cuando las personas son afectadas por los espantos o el mal de ojo, o la presencia de malos espíritus. Normalmente se hacen tres sesiones que incluyen el uso de la cruz en la cabeza, en la pierna izquierda y en el brazo derecho. Luego se hace la siguiente sesión que incluye la cruz en el pecho y otra en la espalda y finalmente se hace otra sesión en la que se aplica un preparado con ajos, tabaco y aguardiente y en ese momento se convoca al espíritu, al cual se reta a que aparezca y se regaña e insulta, con el fin de expulsarlo del cuerpo y del espíritu del afectado”.
Virgilio Llanos en El Puro
El Tuno es una vereda que ha congregado mucha gente; acá en nuestra vereda viene mucha gente porque dicen, no se sabe si será cierto, que la gente de acá es muy amable, que brinda mucha atención. Por eso se ha caracterizado El Tuno.
Es un área que fue fundada en 1935 por mi abuelo que se llamaba Santiago Llanos Gómez. Este apellido tiene descendencia, porque mi bisabuelo era antioqueño y era bien mono. Llegó acá y se casó con la mujer más negra del Patía, y mi abuelo y mi papá también se casaron con negras y por eso los rastros monos fueron perdiéndose.
Mi abuelo era médico tradicional y compró esta finca, tuvo 10 hijos con la esposa, se murieron 3, y de pronto, un par por fuera, como era la costumbre de esos tiempos, y además cuentan que tenía muchas mujeres, y era también muy andariego. Nos curaba a nosotros cuando éramos niños, nosotros no teníamos necesidad de ir al Bordo, nosotros le llevábamos la orina y él sabía que enfermedad teníamos y nos dabas los remedios de las plantas que nos curaban.
Él era muy, era muy religioso, muy respetuoso de Dios, nos enseñaba mucho y por eso esta cultura de El Tuno, siempre nos decía que había que respetar las cosas de mi Dios. Bueno, él sabía mucho; le cuento que las cosas que mi abuelo sabía o nos decía yo no las he visto en ninguna otra persona. Un tipo que leyera y escribiera como mi abuelo no he visto por acá, él se agarraba a leer y si uno le preguntaba 20 días después del tema, él se lo contaba a uno. Era como si su cabeza fuera un cassette donde guardaba todo.
Ese legado de conocimiento en la medicina tradicional, del uso de hierbas y plantas para curar a las personas, me lo fue transmitiendo a mí, que no aprendí tanto como él, porque la desidia de la edad no me lo permitió; yo debería saber más. Sin embargo, en este andar con la medicina tradicional, entiendo que soy reconocido en la región por ese conocimiento que tengo.
A veces me ha tocado esperar a que un enfermo lo llevan al hospital. No voy a decir que los médicos no saben, porque yo respeto mucho eso y ellos saben mucho. Han estudiado mínimo 6 años y yo he estudiado más poquito, pero gracias a Dios yo he sido el instrumento, como le digo a la gente, pues no soy yo sino que es mi Dios, quien finalmente los cura.
Son muchas las personas que han sido curadas gracias a mi intervención y al uso de la medicina tradicional; yo no cobro y por eso me busca tanta gente, porque el interés mío no es llenarme con lo que le aprendí a mis ancestros, sino que lo que me interesa es servir a quien lo necesita; yo le digo a la gente que soy más pobre que una cucaracha. Entonces hay personas que me han dicho, Virgilio, por qué no cobras y les contesto que para mí la plata no es todo. Porque yo le digo que nadie sabe el valor que tiene un amigo. Cuando uno conserva la amistad, en cualquier momento usted encuentra quién lo auxilie. Hoy uno está bien, pero no sabe mañana qué puede pasar: Hay veces que uno puede tener el bolsillo lleno de plata pero no puede comer, porque no tiene quien le venda y le toca aguantar hambre. A mi me han pasado muchas cosas, en las que la amistad, el cariño ha sido más importante que la plata
En los procesos de sanación a través de la medicina y de la espiritualidad, la fe juega un papel muy importante, pero a veces no es tan necesario que la persona crea. Hemos curado gente que no cree al principio, pero luego de que han sentido el cambio en su salud, terminan creyendo.
Una vez curamos un señor que trabajaba en el Banco de la República en Popayán, tenía problemas con la columna y estaba muy mal. Una muchacha vino a hacer un trabajo de grado de la Universidad y el Banco le apoyaba con recursos para esa tesis. Ella le contó al señor lo que yo hacía para curar y me invitaron a Popayán a conocerlo. Fui y le expliqué lo que yo hacía, le pedí su nombre y dirección, y empecé a hacerle el trabajo de sanación. Al principio no me creyó mucho, pero yo hice mi trabajo; él para poder bañarse, siempre tenía que ir con la esposa y sostenerlo, pero un día cualquiera, pudo ir solo a bañarse sin ayuda de otra persona. La esposa estaba pendiente de llevarlo y cuando se dio cuenta fue que el señor se había bañado solo y salía de la ducha. El señor le dijo que el trabajo que yo había hecho era muy bueno y ya podía él moverse solo y sin tanto problema con su columna.
El señor del banco le contó a un austriaco que conocía y que tenía el mismo problema de la columna, lo que había pasado y quien era el responsable. El austriaco vino a mi vereda a buscarme y me consultó el tema; el dolor era tan fuerte que ya no podía pintar y él era un pintor de cuadros bellísimos y vivía en Sibaté, un municipio de Cundinamarca.
Le dije que podía curarlo, que solo me diera el nombre y su dirección y que de los demás yo me encargaba. Así fue, me dio los datos y yo hice mi trabajo con mucha fe. Le hice algunas recomendaciones mientras yo hago el trabajo. Con el tiempo me mandó dos cartas, la primera para agradecerme por haberlo curado y la segunda para disculparse, porque realmente al principio él no creyó nada de lo que yo le había dicho.
Tiempo después, fuimos a Bogotá con el grupo musical y fuimos a visitarlo a Sibaté y nos contó que no se suicidó porque quería mucho a su esposa, pero el dolor era tan fuerte que estuvo a punte hacerlo y gracias a nuestra ayuda estaba vivo y de nuevo recuperando su capacida de producir esas bellas obras de arte que pintaba.
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Yo curo el ojeado, que es cuando una persona tiene mucha electricidad en las vistas y si algo le causa gracia, se la transmite a la otra persona a través de la mirada sin importar si es niño o adulto. Muchas veces, las personas no saben que tienen esa energía tan fuerte y “ojean” a los demás.
Pasa mucho con los niños que son bonitos, graciosos o avispados y hay personas que los miran y los ojean. Hay personas que nunca saben que ojean, pero hay otras personas que sí. Acá vino, por ejemplo, un señor llamado Lázaro Angulo y estaban tres niños en la casa, cuando llegó nos preguntó si acá creíamos en la ojeada y le dijimos que sí, y entonces los curó antes de ojearlos, porque él sabía que podía ojear. Alguna vez este tipo mató una perrita muy bonita, pues su mirada era demasiado fuerte.
Las personas nacen con sus propias formas de vida y la naturaleza es tan sabia, que ella misma sabe curase. Por eso se cura a través de la fuerza y del poder de las plantas. Muchos médicos tradicionales aprendimos a detectar los males y las enfermedades en la orina, con solo mirarla podemos decir cuál es la razón de la dolencia y eso nos permite buscar las plantas que nos ayudan y nos complementan las oraciones y los rezos para sanar a las personas.
Cuando hay brujería y magia negra, que la practican personas que hacen el mal y son capaces de matar a alguien. La magia negra se usa como recurso para hacer el mal mediante fuerzas que mueve el demonio y la brujería, que incluye el uso de bebedizos, soplos, chuzadas de fotografías, etc.
No todas las plantas sirven para hacer el bien, también hay para hacer el mal y existe gente que trabaja con las cosas malas y ayuda a otros para causarle daño a una persona por envidia, por odio, por venganza o simplemente porque quieren dañar a alguien. Esa gente es la que solo trabaja por plata, nunca trabajan de balde.
La magia blanca sirve para combatir enfermedades y así mismo, ser un escudo para evitar que los efectos de la magia negra o los maleficios le hagan daño a las personas. Entre nosotros hay quienes ayudamos a quitar maleficios, pero eso genera enemistades con quien lo hicieron y puede llevar hasta la muerte. Yo curo personas y animales gracias a los rezos y oraciones que me enseñó mi abuelo. Los espantos son producto de sustos que la gente recibe por alguna circunstancia y se curan con varios rezos. En alguna ocasión fui a curar un novillo que se había dañado una pata y a punta de oraciones y rezos pude recupéralo. Así mismo curo gusanos en los animales y lo puedo hacer a distancia. Cuando eso pasa la gente cuenta y poco a poco, quienes no creen, terminan creyendo en el poder de la oración, los rezos y los secretos.
Mi abuelo tenía la capacidad de que, con solo mirar a una persona, le podía sentir su energía, yo no pude aprender eso; desde los 10 años empecé a aprender a mi abuelo, pero hubo cosas que no pude aprender. Ahora trato de que mis conocimientos se pasen a mis hijos, pero solo una hija lo ha intentado. Quiero dejarle a ella mis conocimientos. Pero si no es ella, entonces algún nieto seguirá la tradición de la medicina tradicional, pues yo quiero que esto no se pierda cuando yo me muera.
Margarita González y Ana de Jesús Nieves, son parteras de El Tuno, y eran las encargadas de atender los partos y acompañar a las mujeres durante todo el embarazo, quitar los malos vientos. Ellas manejan las recomendaciones, los cuidados y atienden a la parturienta en el día del alumbramiento. Por razones culturales y de distancias, las mujeres casi nunca salían a que las atendieran los médicos tradicionales.
Hay otros médicos tradicionales que tienen historia en la región, como Enrique Bermúdez, Cristóbal Chantre entre otros, que atendían la comunidad a través del uso de plantas medicinales y de sus saberes ancestrales. Eran tan reconocidos que incluso atendían enfermos que venían de otras partes de la región.