El alcohol puede hacer sentir tan perdido a alguien en el mundo que se vuelven otras versiones de sí mismos: mentirosos, tercos, quizá manipuladores y también un poco irresponsables.

Escrito por: Valentina Yara – elianayara@unicauca.edu.co
*Especial Co.marca/Alianza El Liberal
El alcoholismo es una enfermedad que le puede dar a cualquiera, no tiene estrato y es como si tratara a todos por igual. Son estas reuniones las que me hacen pensar y reafirmar que ya pasé por esa etapa, que lo estoy superando y que cada reunión es como esa pastillita diaria que necesito para seguir así: sobrio.
Hasta ahora no hay una cura para esta enfermedad. A muchos los pueden meter a tratamiento, pueden hablarles de todo esto y creer que funciona, pero la verdad es que no. Considero realmente que lo más efectivo es venir aquí y hablar, compartir las experiencias con todos los compañeros es la verdadera forma de dejar atrás una enfermedad como el alcoholismo. Porque lamentablemente no hay un remedio para decir “hoy me lo tomo y mañana ya estoy bien”.
No lo hay.
Yo era como el típico alcohólico: un mentiroso a morir, un manipulador, era un completo enfermo. A todos les mentí. En el trabajo me echaron por eso, sonreír mientras decía eso me hacía sentir mejor que cuando llegué al grupo. En ese momento las cosas tenían mayor peso, ahora puedo decir que lo he superado.
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Yo nunca me tomé el tiempo para aceptar mi enfermedad, de hecho, lo utilizaba como medio para salir de mi realidad y evadir ciertas situaciones. También me la pasaba de un lado a otro; llegaba a un trabajo, tenía problemas con el alcohol, me iba de una ciudad a otra a estudiar o trabajar y todo se volvía a repetir.
No me dejaba ayudar de nadie, ni de mi familia, ni de mi pareja, ni de mis colegas. Solía decirles que no se metieran en mi vida, que era mía y que, por tanto, era decisión mía lo que hacía o lo que no hacía.
Y es cierto, el alcohólico es muy mentiroso y muy manipulador. Manipula a todo el mundo: a su pareja, a sus papás, en su trabajo, precisamente por la necesidad de saciar esa ansiedad que le da.
Es difícil decir un “no quiero”, es difícil ponerle un alto. Sin embargo, después de haber sufrido tanto va dejando ciertas cosas, pero se continúa con muchos comportamientos propios de un alcohólico: sigo mintiendo, sigo manipulando, pero se trata de perseverar y seguir luchando en contra de todo eso.
Y todo para disminuir esa ansiedad.
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Hay mucha desinformación actualmente, si uno pasa por la calle y reparte algún volante sobre “Alcohólicos Anónimos” las personas ya te consideran un alcohólico enfermo y te empiezan a juzgar; ni siquiera te prestan atención, por lo que, necesitamos puentes para brindar la información correcta.
También soy alcohólico y quiero que todas esas personas que son como yo se den cuenta que también tienen un lugar al cual llegar. Uno donde no se les va a juzgar por padecer de esta enfermedad. Incluso, si se tiene otro tipo de adicción como las drogas, este podría seguir siendo un lugar al que pueden llegar. Porque transmitir bien el mensaje es salvar vidas; eso es salvar vidas.
En cada casa o en cada familia hay una persona con problemas de alcoholismo y en una situación así uno se vuelve una persona irresponsable, hasta malagradecida, ya que, muchas veces no aprovechamos las buenas oportunidades que se nos presentan y queremos hacer las cosas cuando queremos y cuando se nos da la gana.
Y es tan fácil caer en cualquier tipo de adicción; yo solía aparecer tirado al borde de algún río con cualquier persona cuando se suponía que había salido a descansar en el trabajo o que al otro día debía presentarme bien temprano a las siete.
Así como en el trabajo, también en mi círculo familiar llegué a perder la confianza; hice sufrir muchísimo a mi madre, aunque ahora soy yo quien vive con ella, quien la acompaña a todos lados, quien hace el oficio de la casa, quien cocina y quien está pendiente de su salud.
Es una manera de redimirme con ella por todo el sufrimiento que le llegué a causar.
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Yo también fui joven y también creía que todo era sencillo, solo quería pasarla tomando y bailando como si no hubiera un mañana. Uno en su mente creía que eso era una forma de gozar la vida, y no, no es gozar. Porque esa enfermedad sigue avanzando y aunque en su momento uno podría decir “uy, ya no tomo más”, sigue.
A los cinco días cuando uno ya está totalmente recuperado de la borrachera quiere seguir. Y para mí, la mejor manera de combatir eso es viniendo a grupos como estos, en donde por medio de nuestros lazos nos ayudamos a seguir adelante.
Bueno sería que se pudiera ir al hospital y que te cambiaran un chip en la cabeza para curar esa enfermedad. Sin embargo, no es así. Siempre vas a necesitar de la buena voluntad para dejar el alcohol.
Hace tanto tiempo que no tomo, que en este momento siento una gran alegría. De haberlo hecho anoche quizá hoy estaría triste, destrozado y devastado. Es por eso que la voluntad es tan necesaria, porque si se empieza por dejar de tomar hoy, puedes evitarlo mañana, luego pasado mañana y es así como te das cuenta que has dejado el alcohol de lado.
Todos los días estamos pensando en que no vamos a tomar y de esa manera nos estamos superando a nosotros mismos.
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El alcohol te puede arruinar todo tipo de metas y sueños; como madre, no me gustaría que mis hijos pasaran por algo así. Allá afuera hay tantas personas sufriendo de la misma manera en la que yo llegué a sufrir en medio del alcohol. Sin embargo, yo estoy en este lugar, tratando de salir y avanzar; ellos posiblemente aún no han encontrado la manera de hacerlo.
El alcohol es como una trampa: es perder tu futuro. En el momento en que empieces a consumir alcohol sigues con otra cosa más; ya sean las drogas o el juego.
Yo descuidé muchas cosas: descuidé a mi familia, a mis hijos, a mis hermanos. Porque cuando estás tan metida de lleno ahí, es difícil salir; acá sabes que tienes una enfermedad, pero allá eso es algo tan normal.
Estoy agradecida de haber encontrado este rayito de luz, este grupo, porque es el que me está ayudando a dejar de lado lo que me ha quitado muchos sueños. Yo solía jugar fútbol, pero ahora llevo meses sin jugar porque por medio de él es que empecé a tomar tanto alcohol.
En comparación con muchos de mis compañeros pude salvar años que ellos no pudieron; aunque me demoré en aceptarlo caí en cuenta pronto y pude buscar este tipo de ayudas.
Las personas que están a tu alrededor pueden afectar mucho las decisiones que tomes, aún más cuando en lugares a los que debes ir seguido, como el trabajo, son los lugares donde más propensa estás a seguir con tu enfermedad. Porque te acolitan cosas que no solo te perjudican a ti, sino a quienes dependen de lo que digas o hagas.
*Co.marca es el Laboratorio de Medios Periodísticos del programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca.