
Enclavado entre montañas y envuelto en neblina, el municipio de Silvia, en el departamento del Cauca, es mucho más que un paisaje andino: es un testimonio vivo de la historia prehispánica, la resistencia indígena y la riqueza cultural que caracteriza al suroccidente colombiano.
Por Antonio María Alarcón Reyna
Silvia es un municipio colombiano ubicado en el departamento de Cauca. Se sitúa sobre un valle interandino (2620 metros sobre el nivel del mar) en la cordillera central de Colombia, conformado por seis resguardos indígenas: Ambaló, Guambía (Guambianos), Kisgo, Pitayó, Quichaya y Tumburao.

Hacia el año de 1536 y antes de la conquista, existió un pueblo conocido con el nombre primitivo de Guambía, nombre dado a un objeto de cabuya, sarria (mochila) Etimológicamente se relaciona con poblado, agua y río, que, según una antigua traducción, se definía como “Pueblo o casa junto al río”.
El cambio de nombre de Guambía por Silvia ocurrió en 1838, cuando fue segregada como una antigua provincia de La Plata, Huila; se cree que Silvia es una derivación de Selva, en latín “Silva”, pues otra versión es que su nombre provenga del apellido Silva, antiguos propietarios de los terrenos llamados “Tierras de Silva”.

Hoy en día se desconocen realmente los nombres de sus fundadores originales, pero algunos le atribuyen su fundación el 23 de octubre de 1562 a Don Francisco de Belalcázar, hijo de Sebastián de Belalcázar. Su población se inició en lo que hoy es el barrio Boyacá, sufriendo diferentes ataques de los indios en aquel entonces.
La población de Silvia no estuvo siempre en el mismo lugar donde hoy se levanta; por lo menos se ha hallado en tres lugares diferentes. La tradición cuenta que la primera ubicación del poblado fue el lugar llamado “Las Tapias”, distante más o menos tres kilómetros de la actual población donde fue fundada. Dicho poblado primitivo fue destruido por los feroces Paeces cuyas frecuentes invasiones y depredaciones tenían aterrados a los habitantes de la misma ciudad de Popayán.

El segundo sitio que ocupó fue el lugar llamado “Buchitolo”, donde hoy se ubica el barrio Boyacá. Se menciona en ese lugar preciso donde se levantaba la iglesia pajiza, la casa cural, la plaza, etc.
Se dice que el origen de Silvia data del año 1562 – 1563, y que fue el lugar llamado “Las Tapias”, donde existió primitivamente. En 1806 se efectuó el traslado definitivo de la población al lugar que ocupa hoy, con el fin de obligar al mayor número de indígenas a vivir en la población, para lo cual construyeron las autoridades casas suficientes para poderlos albergar. El lugar escogido para el traslado fue el estrecho vallecito formado por el río Piendamó y la quebrada Manchay, de apreciable longitud a la vera del río. En 1853 empezó a figurar como capital del cantón de Pitayó. Hacia el año de 1871, la población fue víctima de un incendio que por poco la destruye.
En este mismo año, la municipalidad de Popayán destinó para área de la población, sesenta hectáreas, cuya propiedad y aplicación la determinó la Ordenanza número 56 del 27 de octubre del mismo año. Posteriormente y a partir de 1892 hasta 1907 perteneció a la provincia de Popayán. En 1907, bajo la Presidencia de Rafael Reyes, fue declarado por Decreto Nacional número 1355 de noviembre, Provincia de Silvia, pero su inauguración se oficializó solemnemente el 1 de enero de 1908. A partir del 11 de mayo de 1915, la provincia de Silvia comienza a tener vida nacional. Hoy en día es un lugar que reúne a varias culturas, que son motivo de orgullo a nivel nacional e internacional, razón por la cual es un destino que se merece visitar, aprendiendo de sus gentes y de sus atractivos naturales, patrimoniales y culturales.

El municipio de Silvia está situado en el nordeste del departamento del Cauca, al sur occidente de Colombia sobre el flanco occidental de la cordillera Central. Se encuentra a 59 Kilómetros de la ciudad de Popayán por la Vía Panamericana que conduce hacia el norte del país, hasta el cruce de Piendamó. Su cabecera municipal está ubicada entre el río Piendamó y la quebrada Manchay. Tiene un área aproximada de 662 Km2.
El territorio está conformado por siete resguardos, tres corregimientos de comunidades campesinas y la cabecera municipal con sus 86 veredas. Topográficamente su relieve en la mayor parte del territorio es montañoso a fuertemente ondulado, correspondiente a la cordillera Central. Entre los accidentes más importantes se destacan los páramos de Las Delicias, Las Eras, Monterredondo y Moras. Los Cerros Puente de Zorro, Puzná y Tronar, y los Altos del Gallo, Duyó, El Peñón y Guacanas.
El territorio silviano posee un clima ecuatorial de montaña, sobre los pisos térmicos templado, frío y de páramo, correspondiente a los pisos bioclimáticos como subandino, andino, alto andino y de páramo. La superficie del municipio de Silvia presenta una altura promedio de 2600 msnm, su temperatura media es de 15 grados Centígrados, y una precipitación media anual de 1297 mm
El sistema hidrográfico del municipio de Silvia comprende corrientes que descienden de la Cordillera Central para desembocar al Cauca. De igual forma tiene una zona de páramos que le permite un buen almacenamiento del recurso hídrico, especialmente en el Páramo de Las Delicias, los cuales tienen los mayores reservorios de aguas consistentes en un sistema de lagunas, como la de La Sangre, Palacé, La Horqueta, Peñas Blancas, Piendamó, Los Cueros, Ñimbe, El Abejorro, Mishambe y La Marquesa, garantizando agua para municipios de mayor demanda y menor precipitación.

Basa su economía en el sector agrícola, destacándose el cultivo de maíz, fríjol, papa, habas, cebolla y ulluco. Otros de menor proporción como café, trigo, arracacha, arveja, algunos frutales y hortalizas, entre otros. El sistema ganadero del municipio de Silvia, es un sistema extensivo que se ejecuta en pequeñas y medianas parcelas o fincas, con ganadería de doble propósito.
El manejo de praderas y de la actividad ganadera en general se realiza de una manera artesanal, puesto que los pastos son naturales y no se realizan mejoras en las mismas, para aplicar los correctivos en el suelo y una buena fertilización. Son muy pocas las fincas que poseen una ganadería más tecnificada, mejorando la calidad de las crías, su alimentación y nutrición, control de enfermedades y técnicas de ordeño que conlleven a una optimización en la comercialización del ganado de la región.
La actividad piscícola representa otra fuente de entrada a la población del municipio, extendiéndose principalmente a nivel local sobre la cabecera municipal y Popayán. La actividad minera del municipio es muy escasa, se limita a la extracción de roca muerta o balasto de las minas ubicadas en las veredas de Méndez y Quintero en el Resguardo de Pitayó. Las Delicias, La Marquesa y río Claro en el resguardo de Guambía. La Quebrada de Manchay y Campanario en el resguardo de Quizgó. La mina ubicada en Alto Grande en los límites con Piendamó. Se extrae en menor proporción piedra alhaja en Guambía y arena en la quebrada de Manchay en la vereda el Tranal.
De igual forma se extrae arcilla, calizas y otros materiales menores, que son el sustento de numerosas familias de la región. Cada uno de estos pueblos tiene una interpretación del mundo según su cosmovisión, creencias y tradición histórica. Los Guambianos y Paeces en general, poseen su pensamiento propio con respecto a sus usos y costumbres, a sus formas de relación y convivencia, poseen una forma de expresión artística que se refleja en su música, en sus artesanías, en sus sistemas de producción, educación, salud y especialmente con su sistema de manejo y relación con los recursos naturales y la naturaleza, puesto que gran parte de sus creencias se relacionan con el origen del hombre, con la tierra, con el bosque, el agua, el viento, el páramo, la luna, las estrellas, la laguna y las nubes.
Mantienen algunas costumbres muy fuertes como “La limpiazón”, que consiste en un ritual de limpieza cuando las mujeres suben al páramo teniendo la menstruación, pues en este período son vulnerables con el “Halo de misterio” que recubre el territorio, ya que este es el hábitat de fuerzas y espíritus sobrenaturales.
Otra costumbre que se intenta mantener es “El amaño”, es decir convivir los novios comprometidos durante un tiempo determinado, antes de consolidar el matrimonio. Utilizan plantas para prevenir el embarazo y los curanderos usan yerbas para limpiar las viviendas, mejorar la inteligencia y fortalecer la espiritualidad de los bebes. Estos conceptos sobre la naturaleza, son el soporte de la riqueza cultural, lo que acerca y diferencia a las comunidades que habitan el municipio.
Un destino para conocer y aprender
Hoy en día, Silvia es un punto de encuentro de culturas, un territorio resiliente que invita a conocer su historia, su biodiversidad y la herencia viva de sus pueblos originarios. Es un lugar que conjuga la memoria con la belleza, y que merece ser recorrido con respeto y admiración.

Silvia no solo es un municipio, es una lección de convivencia, un espacio donde la historia no se guarda en libros sino en la vida cotidiana de su gente. Quien la visita, no la olvida.
Límites:
Oriente: Municipios de Inzá y Paéz
Occidente: Municipios de Piendamó y Cajibío
Norte: Municipios de Caldono y Jambaló
Sur: Municipio de Totoró