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Salud Mental: No es una batalla que debas pelear solo

La salud mental no puede seguir siendo un estigma o una carga personal. Como sociedad, debemos apoyar a quienes sufren, rompiendo mitos y construyendo redes de empatía y ayuda.

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

Hoy, al conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental, muchos están todavía atrapados en la ansiedad, el estrés, o simplemente sumidos en el agotamiento emocional. Pero lo que no se debe permitir es que estos sentimientos se conviertan en algo “normal”, o peor aún, en una carga que se tenga que cargar en solitario. La salud mental no es un asunto privado que se resuelve con fuerza de voluntad, ni un desafío que las personas deben enfrentar solas en silencio.

Estamos condicionados a pensar que quien sufre de una enfermedad mental lo hace porque, en cierta manera, elige hacerlo. Aún existe la noción equivocada de que basta con “echarle ganas” o con cambiar de actitud para dejar atrás la depresión, la ansiedad, o cualquier otro trastorno. Este tipo de pensamientos reducen lo complejo de la salud mental a un mero estado de ánimo, culpabilizando a quienes sufren en lugar de apoyarlos. Nadie elige estar en esa oscuridad.

Si no comenzamos a desmontar estas creencias erróneas, corremos el riesgo de seguir perdiendo a personas valiosas que, en su soledad y desesperación, ven en el suicidio la única salida. No podemos permitir que más vidas se apaguen porque no comprendemos lo que es luchar contra una mente que parece traicionar. En lo que va del año 2024, Colombia ha registrado 1,677 suicidios. Aunque esta cifra es ligeramente inferior a la del año pasado (1,836 casos en 2023), aún estamos hablando de un número desgarrador de vidas perdidas.

En Popayán, el panorama no es muy diferente. Las tasas de suicidio han mantenido niveles preocupantes, especialmente entre jóvenes y adultos jóvenes, quienes se ven abrumados por la presión social, la falta de oportunidades o incluso por la desconexión emocional en sus entornos. En los casos que involucran a adolescentes, el impacto de la pandemia ha exacerbado problemas que ya existían, y las consecuencias de ese aislamiento aún las estamos viviendo.

Aún más preocupante es que, en medio de este escenario, seguimos fallando en entender que la salud mental es un problema de todos, no solo de quienes la padecen. Como sociedad, tenemos una responsabilidad compartida de escuchar, de apoyar y de ofrecer ayuda. El Estado, por su parte, debe avanzar en la implementación de políticas más integrales y accesibles para que los servicios de salud mental lleguen a todos los rincones del país. Hoy más que nunca necesitamos que se fortalezcan las redes de apoyo, y que el acceso a psicólogos y psiquiatras no sea un lujo, sino un derecho para todos.

El COVID-19 nos dejó una pandemia que va más allá del virus. Nos dejó una crisis silenciosa que se manifiesta en la ansiedad, en el miedo, en el estrés, en la soledad. Pero podemos hacer algo. Cambiemos nuestra manera de ver la salud mental; dejemos de ignorar el sufrimiento de otros pensando que lo pueden resolver solos. Hoy, en el Día Mundial de la Salud Mental, recordemos que a veces, el simple hecho de estar ahí para alguien puede hacer toda la diferencia.

Cada vez que te acerques a alguien que atraviesa una crisis, no subestimes el poder de tu apoyo, y no olvides que, como sociedad, nuestra mayor fortaleza está en la empatía.

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