Por Juan Manuel Rincón
El pasado fin de semana, Popayán fue testigo de un momento histórico: el pre lanzamiento del Festival de Arte y Cultura Afro. Lo que se vivió, fue un momento de alegría, de música, de danza, de poesía y de espiritualidad. Más que un evento, fue el primer paso a la acción y un poderoso reconocimiento a las inmensas contribuciones culturales, históricas y sociales de la comunidad afrocolombiana en la capital caucana.
En su esencia, este festival será parte de un compromiso largamente aplazado por la administración municipal como lo es implementar políticas públicas que empoderen a la población afrocolombiana. A través de iniciativas como el establecimiento de una agenda cultural, el fomento del emprendimiento y la creación de oportunidades de empleo, Popayán está dando un paso audaz hacia la inclusión y la equidad después de más de dos siglos. Se espera que estos compromisos no sean simples obligaciones administrativas; ni promesas de cambio y progreso para una comunidad que ha sido ignorada y subestimada durante demasiado tiempo.
La firma de la alianza entre el alcalde de Popayán, la secretaria de cultura y turismo municipal, la Concejal Rosa Agustina Sinisterra Landázury y representantes de la comunidad afro fue un momento cargado de significado. Representa un reconocimiento profundo de las raíces y vibrantes contribuciones de esta población que reside en Popayán. Esta alianza trasciende lo ceremonial; encarna una visión compartida de una ciudad que abraza su diversidad y reconoce que la fortaleza de su tejido cultural radica en sus hilos de diferencia.
No se puede pasar por alto el profundo simbolismo de este evento. La condecoración de la Concejal Rosa Agustina Sinisterra Landázury por parte de la secretaría de Cultura y turismo de Popayán, Ofelia Castrillón fue un gesto de respeto y gratitud hacia una líder que ha abogado por los derechos de sus hermanos afrocolombianos. El saludo de solidaridad desde la India fue un recordatorio conmovedor de la naturaleza universal del intercambio cultural, conectando continentes e historias. Finalmente, el mensaje y el respaldo de María Vicenta Moreno Hurtado, del Ministerio de Artes, Cultura y Saberes, subrayaron la importancia nacional de esta iniciativa.
El reflexionar sobre este evento, me impacta profundamente. El legado de la comunidad afrocolombiana se remonta a las costas de Senegal, donde sus ancestros soportaron sufrimientos inimaginables. A pesar de los horrores de la trata transatlántica de esclavos, trajeron consigo una rica herencia cultural: un legado de resiliencia, ritmo, narración de historias y arte. Hoy, este legado vive en sus descendientes, moldeando la identidad de nuestra ciudad y nación.
El Festival de Arte y Cultura Afro será una celebración de este legado. Será un reconocimiento del dolor y la lucha del pasado, pero también una celebración de la alegría, la creatividad y la resiliencia que han surgido de él. Será un recordatorio de que la historia de los afrocolombianos no es proceso de victimización, sino de triunfo.
Creo firmemente que el Festival de Arte y Cultura Afro tiene el potencial de transformar a Popayán en una capital cultural global. Esta ciudad, conocida por su arquitectura colonial y rica historia, ahora podrá ser reconocida como un faro de diversidad e intercambio cultural. El Festival tendrá el poder de atraer turistas de todo el mundo, mostrando las vibrantes tradiciones en música, danza, cocinas tradicionales y arte de la comunidad afrocolombiana radicada en Popayán y el Cauca. También nuestra ciudad podrá ser escenario de grandes manifestaciones como son la reconocida exposición Sankofa del fotógrafo brasilero Cesar Fraga, disfrutar de los sonidos de la Barbados National Steel Orchestra, disfrutar una tertulia con los escritores Kalaf Epalanga y Mia Couto de Angola y Mozambique respectivamente y pintar de colores las paredes del centro histórico y vibrar con los sonidos y la alegría de artistas de Salvador de Bahía por mencionar algunos actos culturales de renombre.
Sin embargo, esta visión no puede lograrse en aislamiento. Requiere el esfuerzo colectivo de todos los actores involucrados: artistas, gestores culturales, consejos comunitarios, organizaciones afro locales, administración municipal, el gobierno nacional a través del ministerio de las artes, culturas y saberes, ministerio del interior, ministerio de comercio, industria y turismo y fontur, empresas multinacionales radicadas en el Cauca y otras entidades que se sientan cercanas a la población afro. Requiere un compromiso compartido para hablar con una sola voz, promoviendo este evento como un símbolo de unidad y orgullo.
Como alguien profundamente conectado con la comunidad afrocolombiana y su herencia, este festival tiene un lugar especial en mi corazón. Representa no solo una celebración cultural, sino también una misión personal. La herencia que vino desde las costas de Angola, Cabo Verde, Ghana o Senegal a Colombia no es sólo un artefacto histórico: es un legado vivo y vibrante que moldea nuestra identidad y enriquece nuestras vidas.
Para mí, el Festival de Arte y Cultura Afro es un llamado a la acción. Es un recordatorio de que todos tenemos un papel que desempeñar en la preservación y promoción de este legado. Ya sea a través de la defensa, el apoyo o la participación, cada uno de nosotros puede contribuir a hacer de este festival un éxito.
La unidad está en el corazón de esta visión. El festival no se trata sólo de celebrar la cultura afrocolombiana; se trata de unir a las personas. Se trata de derribar barreras y construir puentes, de fomentar la comprensión y la apreciación por la riqueza de la diversidad.
En un mundo que a menudo parece dividido, el Festival de Arte y Cultura Afro es un faro de esperanza. Nos recuerda que la cultura tiene el poder de unirnos, inspirarnos y desafiarnos a ver el mundo desde diferentes perspectivas.
Este festival es más que un evento único: es un movimiento. Un movimiento para honrar el pasado, celebrar el presente y moldear el futuro. Un movimiento para garantizar que las voces de la comunidad afrocolombiana sean escuchadas, valoradas y celebradas.
Al mirar hacia el futuro, estoy lleno de esperanza. Veo un Popayán que no es sólo una ciudad de historia, sino una ciudad de diversidad e innovación. Veo una ciudad que abraza su herencia afrocolombiana como una fuente de orgullo y fortaleza.
A todos aquellos que comparten esta visión, les extiendo una invitación. Unámonos para hacer del Festival de Arte y Cultura Afro un éxito. Ya sean artistas, gestores culturales, líderes comunitarios, funcionarios, empresarios o simplemente personas que valoran la diversidad, su voz y apoyo son necesarios.
Juntos, podemos garantizar que este festival se convierta en un legado duradero: una voz viva de África en Colombia y una voz de los afrocolombianos para el mundo. Juntos, podemos crear un futuro donde Popayán no sea solo una ciudad del pasado, sino una ciudad del mundo.
El Festival de Arte y Cultura Afro es un testimonio del poder de la cultura para inspirar, unir y transformar. Es una celebración de una comunidad que ha soportado y prosperado, una comunidad que ha enriquecido nuestra ciudad y nación de innumerables maneras.
A medida que avancemos, llevemos el espíritu de este festival en nuestros corazones. Trabajemos juntos para construir un futuro donde la comunidad afrocolombiana no solo sea reconocida, sino celebrada. Asegurémonos de que el Festival de Arte y Cultura Afro se convierta en un símbolo de esperanza, unidad y orgullo para las generaciones venideras.
Este es nuestro momento para brillar, para honrar el pasado y para crear un futuro más brillante. Abracémoslo con pasión, determinación y amor.
In Memoriam del Dr. El-hadj Amadou Ndoye, mi primer maestro de la cultura afro y un puente entre África y Latinoamérica.
