El Día Mundial de la Salud Digestiva es una iniciativa promovida por la Organización Mundial de Gastroenterología, que desde al año 2005 busca sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención, detección temprana y tratamiento de las enfermedades digestivas.

La salud digestiva está referida a un buen funcionamiento del sistema digestivo, con un adecuado tránsito intestinal y una microbiota equilibrada.
Trastornos digestivos más comunes
Muchas personas sufren de algún trastorno digestivo a lo largo de su vida: dolor o ardor de estómago, acumulación de gases, estreñimiento, eructos y otros. En realidad, son más comunes y frecuentes de lo que pensamos.
Estos trastornos pueden provocar inflamación en el esófago o úlceras en el estómago, entre otros síntomas. Sin embargo, muchos de estos problemas pueden ser tratados con medicamentos.
Existen otros virus como la hepatitis, que causa inflamación en el hígado y que lamentablemente afecta a miles de personas en el mundo, muchos de los cuales no llegan a sobrevivir.
De ahí la importancia de mantenernos informados sobre la prevención de estas enfermedades digestivas. Mencionamos a continuación otras patologías digestivas comunes que pueden afectar al estómago y al intestino:
Úlcera gástrica.
Cálculos biliares o piedras en la vesícula.
Intolerancia a la lactosa.
Hemorroides.
Afecciones en el hígado, como hepatitis y la cirrosis.
Pancreatitis.
Infecciones intestinales.
Celiaquía o intolerancia al gluten.
Diverticulosis.
Enfermedad de Crohn.
Nuestro sistema digestivo está compuesto por diferentes órganos que cumplen la función de transformar los alimentos que consumimos en nutrientes, vitaminas y minerales, para así proporcionarnos la energía que requerimos diariamente, y también generar las enzimas y microorganismos que favorecen el funcionamiento de los distintos órganos.
A esto le llamamos microbiota intestinal. Dentro de sus múltiples funciones encontramos la degradación de toxinas, la defensa contra virus y bacterias, y la digestión de ciertos alimentos. Por eso, debido a su importancia, es recomendable seguir los siguientes consejos para mantener una microbiota intestinal saludable:
Consume fibra proveniente de verduras o de la pulpa de la fruta.
Practica técnicas de relajación como yoga o meditación. Las hormonas del estrés pueden afectar la microbiota.
Haz ejercicio. El ejercicio físico diario aumenta la diversidad de bacterias digestivas y en concreto de las que ayudan a metabolizar las grasas.
Aliméntate de forma consciente prestando atención a los alimentos, a su textura, aroma y sabor, y mastica cada bocado las veces que sea necesario.
Asesórate de tu médico para saber si es necesario incluir probióticos o suplementos.
La mejor forma de cuidar tu salud digestiva es acudiendo a un especialista en gastroenterología que pueda hacer seguimiento de tus síntomas y antecedentes y llevar a cabo un tratamiento integral que traiga múltiples beneficios a tu salud.
El lema de este año es “Acidez: una perspectiva global” que tiene como objetivo concientizar sobre la importancia de un tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida de las personas que padecen esta afección.

La acidez es considerada uno de los principales síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico que se estima que afecta al 25.8% de la población de Norteamérica; en esta enfermedad el contenido estomacal regresa desde el estómago hacia el esófago generando acidez gástrica y otros síntomas como náuseas después de comer.
Los factores de riesgo para presentar esta enfermedad son: sobrepeso, obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol, hernia hiatal (una parte del estómago pasa por encima de diafragma) y/o embarazo.
El tratamiento de este padecimiento consiste en la administración de antiácidos así como cambios en el estilo de vida como evitar café, chocolate, bebidas gaseosas, bebidas cítricas, comidas grasosas o picantes así como disminuir de peso si se presenta sobrepeso u obesidad; en algunos casos puede ser necesaria una cirugía.
Cuidar nuestra salud digestiva es clave para sentirnos bien. Nuestro sistema digestivo es como una puerta que deja entrar los nutrientes que necesitamos para que nuestro cuerpo funcione bien y se mantenga sano. Si le damos la importancia que merece a nuestra digestión, podemos evitar problemas gastrointestinales y otras complicaciones.
Una dieta balanceada y hábitos de vida saludables no solo mejoran nuestra condición física, sino que también nos ayudan a sentirnos bien mental y emocionalmente. Además, prestar atención a nuestra digestión nos permite detectar problemas a tiempo y actuar antes de que se vuelvan serios, lo que contribuye a vivir más y mejor.