La administración Biden elimina a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, medida que podría ser revertida con la inminente asunción de Donald Trump.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha decidido retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, una acción que implica el levantamiento de varias sanciones impuestas desde el primer mandato de Donald Trump en 2021. Esta medida busca facilitar la liberación de presos cubanos con la mediación del Vaticano y responde a las solicitudes de varios socios internacionales.
La decisión se produce a pocos días de la finalización del mandato de Biden y la inminente asunción de Donald Trump, quien retomará la presidencia el próximo 20 de enero. Trump, durante su anterior administración, había incluido a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en enero de 2021, argumentando el apoyo cubano al régimen venezolano de Nicolás Maduro y la negativa a extraditar a miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.
La inclusión de un país en la lista de patrocinadores del terrorismo conlleva sanciones económicas y restricciones diplomáticas. En el caso de Cuba, esta designación había limitado su acceso a mercados financieros internacionales y afectado su economía, ya debilitada por el embargo estadounidense vigente desde hace décadas. La retirada de Cuba de esta lista podría aliviar algunas de estas restricciones, aunque el impacto dependerá de las políticas que adopte la próxima administración.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, consideró que la decisión va “en la dirección correcta” aunque tendrá un “alcance limitado”.
La comunidad internacional ha reaccionado de diversas maneras ante esta medida. Algunos países y organizaciones han expresado su apoyo, considerando que la retirada de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo es un paso hacia la normalización de las relaciones y la cooperación en temas de seguridad. Por otro lado, sectores críticos argumentan que la decisión podría ser interpretada como una concesión al gobierno cubano sin que haya habido cambios significativos en su política interna o externa.
La inminente asunción de Donald Trump añade incertidumbre sobre la permanencia de esta medida. Trump ha designado a Marco Rubio, conocido por su oposición a Cuba, como secretario de Estado, lo que sugiere una posible reversión de la decisión tomada por Biden. Durante su campaña, Trump prometió mantener una postura firme hacia Cuba, condicionando cualquier acercamiento a cambios democráticos en la isla.
En el contexto de la política interna estadounidense, la decisión de Biden ha generado debate. Algunos legisladores demócratas apoyan la medida como un avance hacia una política exterior más constructiva y menos punitiva, mientras que otros, junto con sus pares republicanos, la critican por considerar que otorga legitimidad a un gobierno que, según ellos, continúa violando derechos humanos y reprimiendo la disidencia.
La retirada de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo también tiene implicaciones económicas. Podría facilitar transacciones financieras y comerciales entre ambos países, beneficiando a sectores como el turismo, la agricultura y las telecomunicaciones. Sin embargo, el embargo económico general permanece vigente, y cualquier cambio sustancial en este aspecto requeriría la aprobación del Congreso de Estados Unidos.